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Biografía

TENED PRESENTE EL HAMBRE

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Tras un año de trabajo, acabo un estudio sobre la alimentación de los españoles que empezó en la cocina de inmundicias de la Guerra Civil y acaba con la intelectualización de la cocina por parte de las vanguardias culinarias.   Observando nuestros modos de comer he podido radiografiar el cambio más drástico que ha dado España en toda su historia. Los logros son más que evidentes y no hace falta que yo los recuerde por obvios, pero el final me ha decepcionado profundamente.

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Esta sociedad de la abundancia ha olvidado el hambre. Las clases más desfavorecidas siguen estando hambrientas  o a expensas de una maquinaria industrial que los ceba y aletarga. Los pocos privilegiados pecan de soberbia como siempre lo han hecho y gastan su tiempo y su dinero en banquetes tan ridículos como lo serían a nuestros ojos cualquier festín versallesco, con la diferencia de que ahora no veríamos un avestruz en una bandeja levantado por una corte de esclavos emplumados, sino una agua de tierra destilada por una rotovaporeta o el humo de algo a todas luces incomestible.

En estos últimos días de esfuerzo por condensar en pocas páginas el hambre y los hartazgos de los españoles, veo en la televisión a Carles Flavià- gracias Carles, por los buenos momentos de radio que nos regalaste- entrevistar al responsable del Chiringuito de Dios, el único establecimiento al que voy a otorgar sin dudarlo mis mejores elogios y calificaciones. Este alemán que lo regenta- un hippy reciclado previo paso por Calcuta- da de comer cada día a montones de gentes en el Raval que no tienen nada que llevarse a la boca. Y no se trata de bazofia caritativa, pues, los jueves Arguiñano y su equipo aportan el menú. “Hoy no ha habido paella, nos han traído pollo le explica a un Flavià exultante en su encuentro con la práctica en estado puro del mensaje evangélico.

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En el reverso de la moneda, veo en el Canal 33 un reportaje televisivo sobre la Fundación Alicia, un proyecto que Adrià tuvo a bien explicarme en diciembre de 2004 como el summun de sus aspiraciones: investigaremos sobre las alergias alimentarias, incidiremos en las buenas prácticas alimenticias y llevaremos nuestras conclusiones a escuelas y centros educativos. Nos preocupan la obesidad infantil, las patologías como el cáncer o la diabetes. Me pregunto si alguien de la Fundación  ha dado de comer, día sí y día también,  hasta que ha dado su último suspiro, a un enfermo que se consume por un tumor de páncreas; porque, de ser así, cogerían la rotovaporeta y la tirarían por la ventana.

Estamos rayando el absurdo, no tenemos presente el hambre. Hoy como ayer, la condición humana no cambia. Esta es la mierda de conclusión a la que he llegado después de trabajar un año en algo que me apasionaba y que voy a acabar por aborrecer. No quiero  que nadie me  diga por la calle si yo también soy de esas que como de gorra en todas partes y se pasa el día hablando de espumas y sferificaciones; porque yo empecé a cocinar porque tenía hambre.

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1 comentario
LDZ

marzo 26, 2011 @ 15:44

Reply

Cuando fuimos a visitar a mi tio a Badalona, comimos en casa de mi prima que preparó distintos platos, saliéndose de lo habitual en la familia pues desde mi abuela a mi madre, los guisos, la tortilla, las patatas y el pollo son platos para cuando alguien viene de visita.

A mi prima se le ocurrió plantarnos una sopa de verduras que seguro estuvo deliciosa y unas costillas de cordero que también estarían pa chuparse los deos, pero como yo soy mu simple en esto de comer, prefiero una papas fritas al cordero.

Al decirle a mi prima que el cordero no me gusta, mi tio con su sabiduría me dijo:

«Esa palabra la habeis inventao la gente de ahora pues en mi época, nadie decía no me gusta, porque nosotros nos comiamos hasta las cáscaras de los plátanos fritas, cuando había aceite, cuando no, las secábamos al sol»

Esa frase y posteriores relatos de sus vivencias que se remontaban a pocos años atrás, revela la realidad de el hambre que una vez se vivió en mi familia, pero que igualmente vivieron millones de Sevillanos, Andaluces y Españoles.

Saludos y un placer haberme encontrao con esta web.

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Por Ines Butrón
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