Mi amigo Federici -un italiano de Bolonia- me dice que la salsa con la que yo preparo los tallarines no es la auténtica boloñesa y que la mía es más parecida a la ragú. No se lo discuto, Dios me libre, pues no hay nada más virulento que los nacionalismos gastronómicos, ni nada más obvio que las cocinas son como las lenguas: cada uno las interpreta a su manera y hace con las recetas lo que le viene en gana, fusionando de aquí y de allá con el único fin de crear algo sabroso. Yo no le suelo añadir vino, pero en cambio me encanta poner foie-gras y un poco de polvo de ceps que da un toque a boletus que le queda bastante bien. A veces, incluso, he añadido una pizca de canela al conjunto, como en las albóndigas. Cuando hago en cantidades industriales, suelo congelarla y queda perfecta. Puedes usarla para acompañar pasta, hacer buenas lasañas de carne y verduras o como base de Moussaka.
Esta es mi receta de la boloñesa, la boloñesa a mi manera:
Para 4 personas:
Un paquete de 500 gr. de tallarines frescos
Aceite de oliva virgen extra
400 gr. de carne picada ( cerdo y ternera)
Una latita de foie-gras
Una cebolla dulce bien hermosa
3 dientes de ajo
Una ramita de apio
Una zanahoria
Una lata de tomate de medio kilo
Una pizca de orégano
Una pizca de polvo de ceps
Sal y pimienta
Un buen puñado de parmesano rallado
Preparación: en una sartén grande y profunda rehogo la cebolla y el ajo cortada en brunoise, añado después la zanahoria y el apio, la carne picada y la latita de foie-gras para darle untuosidad. Cuando todo está hecho, vuelco el tomate, añado el orégano, la cucharadita de polvo de ceps – es opcional- y rectifico la sal y la pimienta.
Mientras todo esto se hace, hiervo la pasta fresca en abundante agua y sal siguiendo las indicaciones de tiempo que me señala el paquete- unos 3 minutos- hasta dejarla al dente. Escurro la pasta, añado la salsa y el queso y sirvo inmediatamente.