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Biografía

De la página al plato. María Paz Moreno. Ed. Trea

Tras la desaparición de la colección Los 5 sentidos, capitaneada por Xavier Domingo en la editorial Tusquets, tal vez sea La Comida de la Vida, de la editorial Trea, quien, a mi parecer, ha publicado títulos más sugerentes e imprescindibles en materia de cultura gastronómica en estos últimos años.

Desde  Montanari y su monumental Historia de la Alimentación hasta la inclasificable Cocina Impúdica, pasando por la Cocina de Recursos de Ignasi Domenech, Trea ha dado cabida a textos que no encuentran en los últimos años un lugar bajo el sol, obras que nos acercan la cocina desde una visión caleidoscópica, que la analizan, estudian y disfrutan desde una vertiente  que supera al simple recetario. Todas las disciplinas atraviesan la literatura culinaria – subrayo este término- y todas ellas, revueltas y sentadas en la misma mesa, ansían  devorar el placer.

Y sin embargo,  Trea acaba de publicar un libro que analiza precisamente el  Libro de Recetas como estandarte de la literatura gastronómica en España.

En un día como hoy,  entre dragones y rosas rojas, en ciudades como Barcelona  se venderán montones de libros de cocina. Una paradoja que siempre  me ha parecido digna de análisis y así quise hacerlo constar en Comer en España pues  es este es,  precisamente,  el  momento histórico que más ha hecho por enterrar a la cocina doméstica, lugar en el que se supone que se van a poner en práctica las preparaciones que contenga nuestro recetario favorito.

No voy a entrar  a debatir si los cambios sociales y las «bondades» de la industria alimentaria han hecho  nuestras vidas  más confortables y fáciles, pero si constato que el boom de la literatura gastronómica, principalmente el recetario, es, en muchas ocasiones, un mero objeto de consumo que  ha perdido su pragmatismo inicial,  su vínculo con la realidad y la historia, amén del  valor de documento sociológico, biográfico, incluso.

Tal vez los editores hayan encontrado un filón en nuestro inconsciente colectivo que busca desesperadamente agarrarse  a una imagen de si mismo repitiendo sabores de antaño ( ¡cuántas cocinas de la abuela se quedan en las estanterías!), gestos comunitarios que lo entroncan con una identidad que la globalización diluye o, simplemente, responde a la necesidad de alimentar esa imagen snob, glamourosa, creativa, moderna  que la sapiencia gastronómica nos permite alcanzar. Quien no tiene en casa un buen libro de Arzak o Ferràn Adrià es como un proscrito cultural en la sociedad de las apariencias y los «consumismos ilustrados».

Los tiempos de vacas flacas  y las epidemias de glucosa y triglicéridos han puesto en marcha también toda una serie de libros salvavidas, manuales de supervivientes que llenan el mismo estante que  el libro de  cocina más empalagoso y cursi de la historia. Nuestros gustos culinarios nos retratan: somos unos esquizofrénicos que saltamos en un plis-plas de la dieta Dukan a la cup-cakemanía.

Tal vez tendría que animar a María Paz Moreno a analizar una estantería actual de libros gastronómicos, aunque me temo que necesitaría la ayuda de un psicoterapeuta:)

En cualquier caso, la autora De La Página al plato, finaliza su recorrido por los libros de cocina en España hacia la mitad del siglo pasado. Hasta ahí observa y estudia los libros más importantes de la literatura culinaria española y los analiza en su contexto histórico para que el lector comprenda cuán diferentes eran los manuales de convento, las recetas de los palacios,  sus artífices y comensales,  «las finalidades pedagógicas» y las ideologías subyacentes a los libros de la primera mitad del siglo XX, escrito por mujeres y para mujeres, las batallas de algunas feministas como Pardo Bazán que utilizaron el mismo género con fines intelectuales, las historias familiares que quedaron escritas en manuscritos inéditos, como los de la madre de Azorín, que nos hace un retrato de su saga y la de la clase social a la que pertenecía, la miseria moral y económica de las contiendas civiles a través de las recetas de Domenech, los libros de viaje que tantas descripciones magníficas han acumulado del hecho gastronómico local, las elucubraciones de los que defendieron o renegaron de las cocinas nacionales de España y nos la sirvieron en textos cien por cien literarios, la poesía que desprenden textos como los de Cunqueiro, la socarronería y capacidad observadora de un Josep Plà, la lucidez social y política de un gourmet que quiso ser ante todo poeta y que se lanzó a la calle de mano de un detective-cocinero....

De la página al plato es un libro que recuerda que, para bien o para mal, «la comida es el hecho humano por excelencia», allí donde el hombre se expresa está siempre presente, que debemos leer entre líneas en los libros de cocina porque nos dicen mucho más sobre la sociedad que lo acoge, el autor y los lectores a los que va dirigido que muchos de los documentos históricos a los que tanto valor documental otorgamos.

 


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Por Ines Butrón
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