Y dónde si no! La arteria Paralelo y aledaños se llena de una oferta gastronómica cada vez más rica. Aunque siempre fue un lugar de vida callejera, bullicio y fiesta  nocturna,  hacía algunos años que había ido perdiendo fuelle tras el cierre de algunos lugares emblemáticos como El Molino. La contemporaneidad gastronómica quiso que fuera la tapa, estandarte de la cocina española, la que abriera camino a  nuevos negocios de restauración con un concepto de tapeo absolutamente moderno ( alta cocina en miniatura). Al principio, casi en solitario, se instaló   el mítico Inopia, en el 2006, local que dio el pistoletazo de salida a la carrera en solitario de  Albert Adrià quien siguió instalando en el Paralelo  sus tres buques insignias: Tikets, Bodega 1900 y Patka. Tal vez, a rebufo de estas tres muestras del tapeo postbulli, han ido creciendo toda una serie de restaurantes, bares de nuevo cuño, bistrós y tabernas que han enriquecido el barrio hasta convertirlo en uno de los puntos de encuentro de foodies y aficionados a la buena cocina. Desde El Jabalí, hasta el incombustible Quimet de Poble sec, Paralelo y sus calles adyacentes bulle de posibilidades gastronómicas. La que apuntamos hoy, en plena avenida del Paralelo, se muestra como una opción más que interesante. Comer de pie, en taburete  o comer cómodamente sentado. son dos opciones igualmente buenas.

Quizás más de uno se acuerde de Basilico, del grupo Andilana. Bien situado, ambiente cómodo y urbano,  nosotros recalábamos a menudo para cenar o comer con amigos con los que luego nos movíamos por el centro de Barcelona a pie, sin desplazarnos demasiado. Las mismas ventajas que ahora tiene el nuevo Basilico gastrobar, pero con una oferta culinaria diferente. Y es que la tapa tiene una larga vida por delante. Picotear, compartir, disfrutar de un buen vino y una serie de platos, en un ambiente divertido, agradable, conversar en la barra con unas cervezas o un vermut ( esa costumbre barcelonesa en auge que tan bien conocen ya los turistas), reunirse en torno a una mesa en un rincón bien decorado, pero no abrumador, degustar buen producto en raciones pequeñas, platos y cazuelas clásicas y otras muestras de cocina creativa al alcance de cualquier bolsillo, eso es lo que ofrece Basilico gastrobar a partir de ahora.

Nos enamoró especialmente el rincón decorado con antiguas neveras, ideal para comida en familia así como ese aire  aire de antiguo colmado, intimidad para pequeños grupos.

Baba al Ron  y una refrescante ensalada de frutas. Buen final con otro clásico de la pastelería. Un jugoso bizcochito que bien acompaña un café o un te. Se notaba profundamente el ron, tal vez porque nos comentaron que era casero(?) y eso debe añadirle algunos grados de más….