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Biografía

Café Ocaña: la Plaza Real según Nazario

 

  Imagen. lageneraldefotos.blogspot.com

Hay bares que no  pueden desligarse de su ubicación y este es el caso- maldición o bendición, según se mire- del Café Ocaña.  Todo lo que está situado en la Plaza Real está condenado a arrastrar el sambenito y el tufo de esa Barcelona que no pudo ser. Para mí, que nací en Escudeller Blancs y  di los primeros pasos en una plaza ya habitada por palomas, putas y los de la séptima flota, la plaza tiene, como dice Nazario, algo de pueblo, de rincón, de mundo aparte, pero también de soledad infinita, de grito de loco. En el Café Ocaña se oyen sus voces  histéricas, roncas.

Puesto que ya la abandoné y no he vivido el aluvión turístico, la degradación galopante, la especulación urbanística, la llegada de «los negros y los árabes», no soy la voz adecuada para describirla. Ahora me limito a tomar mezcal  –de paso- como todos,  en DF, vestida de foodie barcelonesa en un Café de cuyo pintor casi no me acuerdo, porque se murió justo cuando yo empezaba a bajar por las Ramblas buscando el Karma

Y puesto  que tampoco  me gusta andar todo el día mascullando el pasado, miro el espacio del Café Ocaña como lo que es hoy, un bar  de diseño espatarrante, decorado por un par de insomnes, con una buena oferta gastronómica y una terraza que es mejor que una silla en un circo. Del que habla, por cierto, Nazario en su libro:  Plaza Real Safari.

Porque yo me he leído el libro buscando la voz de Nazario que hay detrás, o antes, o dentro de la cámara con la que ha fotografiado desde su ventana a toda la peña de locos, turistas, julligans, artistas y paseantes que pasan debajo de su casa.

Caen unas gotas y todos aguantan impertérritos hasta comprobar que la lluvia va en serio para, botellas en mano, refugiarse en los soportales libres de terrazas. Allí permanecen de pie contemplando la lluvia y, si esta arrecia, se tumban en el suelo reanudando su  continua juerga. en cuanto escampa, sin esperar a que se sequen los bancos, vuelven a ellos protegidos por cartones o sin ellos.

Todos mean en las calles adyadcentes a la Plaza o en cualquier rincón, o tras cualquier columna de la Plaza. En los bares no los dejan entrar. Estos meaderos improvisados no sólo son de usos exclusivo de los alcohólicos sino de todo viandante  que pasa y siente necesidad.

A veces el grupo de cuatro bancos en «U»  ofrece el aspecto buñuelesco de la especie de «Sagrada Cena»  de la película Viridiana.

Capítulo, Los alcohólicos. Nazario. Ed. Café Ocaña. Barcelona 2015.

Yo que me había dado una jartá de Víboras chillones e irreverentes,   no esperaba tanta compasión, objetividad de forense, poesía- a veces-, ternura -otras-, en esta descripción de la vida de la Plaza. Las fotos siempre necesitan un  buen texto y un par de cañas.

En ningún momento se habla de «la Barcelona canalla» que me parece un término de lo más pijo y vacío de contenido,  y un insulto para los que sí lo son. Y sólo una vez Nazario nombra «el rollo Undenground«, aunque yo lo utilizo porque  tengo que guiar al posible y raro lector de este blog . Eso me gusta, porque no creo que el artisteo del momento tuviera remota idea de cómo llamar  a lo que hacían más allá de fiesta o cuelgue permanente. Tampoco hay lamentaciones, ni se utiliza el texto como crítica. El describe y tú deduces, el describe y tú te imaginas en un balcón, oyendo el silencio de las cinco de la mañana, cuando se han ido los alcohólicos, alguien duerme en un banco, la fuente repite su rumor, las palmeras están quietas y entran, como cada día, los repartidores de cerveza y los de la brigada de limpieza a mangerazo limpio.

 

Imagen. https://triangulomag.files.wordpress.com/2013/07/offtrv.jpg

La verdad es que fue una lástima que muriera tan joven, tan tristón en sus disfraces. También es una lástima que la gente no sepa, cuando se come las croquetas en la terraza, quién fue este muchacho que vivió en el número 12, tan amigo de Nazario y su troupe. Pero así es la vida: para vivirla, fotografiarla, comérsela y contarla.

Imagen. http://www.ocana.cat/wp-content/uploads/oca%C3%B1a_cafe_640x430_10-640×430.jpg


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Por Ines Butrón
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