Es tiempo de setas y en los mercados, los restaurantes y las cocinas domésticas huele a bosque. Allí donde predomina el producto y la estación, las setas mandan. Las recetas se tornan de ese color oscuro, denso, y el aroma es más profundo que nunca. Casi tanto como el de los platos que os vamos a mostrar  hoy, degustados a lo largo de una jornada dedicada a presentar el menú micológico de uno de los restaurantes que pueblan el centro de Barcelona: Cachitos Rambla.

Los que seguís este blog sabéis que en primavera probamos su nueva oferta gastronómica. En aquel entonces valoramos muy positivamente los arroces y algunos platillos ligeros como los espaguettis de calabacín con sepia y cigalas, además de sorprendernos aquel enorme local de tres plantas,  elegante y cómodo, decorado por Estrella Salietti,  en el que uno podía disfrutar a cualquier hora del día. Desayunos, aperitivos, platillos al mediodía, en barra o en mesas, oferta de pescados y mariscos frescos, cenas relajadas o cócteles de medianoche, todo está pensado en este espacio global para que cuando el  trabajo o el  ocio nos  lleven por el centro de la Ciudad Condal ( su local hermano está en la Diagonal)  podamos pasar un momento agradable y disfrutar de la cocina de Cachitos.

En esta ocasión, pues, se trataba de probar una serie de platos con setas, las reinas de la temporada gastronómica otoñal. La nueva carta incluye estas especialidades y, ya se sabe, alguien debe probarlas primero:)

Casi todos los platos tenían como protagonista a los ceps, puede que la seta más conocida entre los gourmets, aunque yo eché a faltar algo más de riesgo,  con más variedad de setas. Excepto cuatro rovellons ( una seta unánimemente aceptada) y algún moixernó en el fricandó, abundaban en exceso los ceps. Hay tanta diversidad  de setas en este país que me parece  un poco pobre preparar un menú micológico limitándose únicamente a dos especies. Supongo que se trata de convencer al mayor número de comensales con los ingredientes más aceptados…

Si echáis un vistazo a nuestras recetas en Atable.es veréis que hemos hecho platos  sencillos y muy sabrosos con camagrocs, trompetes de la mort o llanegues y esperamos añadir muchas más, sobre todo ahora que tengo entre mis manos el nuevo libro de Sergi de Meià, La Cuina dels Bolets.

Con este salteado clásico empezó el surtido de platillos. Algunos mejores que otros, algunos más sorprendentes que otros. En mi caso, por ejemplo, no disfruté mucho con el calamar relleno de patata y ceps, creo que era un poco pesado y repetía la misma salsa que los deliciosos canelones de ceps ( otra vez) y foie. He de advertir, sin embargo, que los pidáis bien calientes, si no las salsas con algo de nata líquida se enfrían enseguida y se hacen un poco  indigestas, más densas cuando las grasas pierden el calor.

El plato estrella, sin duda, fue el fricandó porque tiene el encanto de todos los platos tradicionales que ya  casi nadie hace  (probé hace poco  una excepción muy honrosa en El Sortidor de la Filomena Pagès)  y al que todo el mundo le encanta enfrentarse en pleno otoño con una buena barra de pan al lado y nada de prisa.

La misma sensación de nostalgia culinaria es la que sentimos cuando llegó uno de los postres: pan con chocolate, aceite y sal. !Qué delicia tan simple, que niñez más añorada la de las tardes de pan con chocolate! De todas formas, para los que seáis más amantes de los postres internacionales, hubo ración generosa de un muy buen  cheesecake con arándonos.

En general,  se puede decir que el nuevo chef y el nuevo equipo directivo de Cachitos Rambla– Eduardo de la Vega y el chef Lluis Rosich- siguen en el empeño de ofrecer a turistas y paseantes de ciudad un ejemplo digno de lo que es la cocina de mercado en Barcelona. Este menú micológico es sólo una muestra de lo que puede ser, a día de hoy, comer en el centro de la ciudad de Barcelona sin tener que lamentarse.