Arrom, la mayor distribuidora de atún y de salmón en España, nos invitó hace pocos días a un festín basado en sus productos estrellas elaborados por uno de los chefs más apreciados por el público y la prensa gastronómica en la Ciudad Condal. La sutileza de los platos de Albert Coure sublimó una materia prima excelente que necesitaba únicamente una cocina sin excesos o brillos innecesarios, puesto que se trataba de realzar el producto y no crear elaboraciones efectistas. En algunos casos, las recetas rayaban la desnudez de una cocina nipona, de estética delicada, pero con pronunciado sabor por encima de todo.
Imagen: erizos al natural.
Esta cocina intimista, propia del Coure, con pocos, pero acertados y armoniosos ingredientes, permitía al comensal la posibilidad de degustar el pescado y el marisco de la empresa Arrom en su máxima expresión gustativa. No había en ningún plato alardes técnicos excesivos de los que, por desgracia, acostumbramos a observar en ciertas cocinas que quieren destacar más por el artificio que por su conocimiento profundo del gusto y sus matices. Todo el menú degustación estaba marcado por una búsqueda de la armonía entre sabores y texturas sutiles, dos características propias del producto marino de primera calidad.
Imagen: ventresca de atún.
La historia de Arrom es, como muchas otras, el resultado de un bagaje de conocimientos que empiezan en una simple familia que han dedicado su vida al pescado desde hace más de 50 años. Después de cuatro generaciones, varias mujeres luchadoras, muchas búsquedas, viajes y continuos aprendizajes, hoy Josep Comas Arrom, máximo responsable de la empresa, puede enorgullecerse de haber sido la empresa pionera en proporcionar el mejor atún del mundo a los restaurantes japoneses de Barcelona desde hace más de 15 años.
Imagen: lomo de atún en un escabeche apenas perceptible. Fresco, suave, magnífica textura y sabor genuino.
En estos momentos, más de cuatro toneladas anuales de atún rojo son distribuidas por Arrom en España, Francia e Italia. Sólo este dato avala la excelsa calidad de sus productos, entre los cuales también se encuentra el salmón y otros tipos de pescado blanco, tanto japonés como de la cultura gastronómica mediterránea, algunos de ellos degustados durante el menú especialmente preparado para la ocasión.
Imagen: Hamachi en ceviche delicadísimo.
Tartare de pargo y caviar. Menos es más.
Con todo, y aunque la mayoría de sus clientes pertenecen a la restauración, pues desde el 2016, Arrom tiene su “cuartel general” en las instalaciones de Mercabarna, también el ciudadano de a pie puede ir hasta la parada de mercado que Joana, biznieta de la mujer que emprendió esta historia de sacrificio y éxito, tiene en Santa Catalina. De mercado en mercado, pues, la familia Arrom nos pone hoy sobre la mesa este excelente producto que, en manos del chef Albert Ventura, alcanza niveles de excelencia.
Imagen: Carrillera de atún, producto muy poco común, armonizado con cabeza de ternera. Pura gelatina, enorme sabor.
Bogavante gallego en su jugo y un toque de rouille para realzarlo más si cabe. Espléndido en su cocción justa y delicada.
El toque fresco, dulce y final que pone el broche de oro a este menú degustación: piña rustida con yogurt, chcolate blancpo y helado de yuzu.