Justo delante del puerto pesquero de Barcelona, pero en pleno centro comercial Maremagnum, está Barítimo. Sus vistas no pueden ser mejores si queremos que la brisa marina nos roce mientras tomamos un primer piscosur y observamos cómo llegan las barcas de pesca, puntualmente, siguiendo las pautas del reloj del muelle.
El grupo Costa Este lleva las riendas de este restaurante con vocación marinera, principalmente mediterránea, pero dejando la puerta abierta a las cocinas de otros mares. La oferta gastronómica barcelonesa, y Barítimo no es una excepción, suele incluir propuestas muy diversas, habida cuenta de que el comensal urbano es variopinto, amante de las tendencias y las novedades culinarias enmarcadas en espacios agradables y bien cuidados. El turismo, por otra parte, ha favorecido una explosión de locales donde se mezcla la paella, las tapas y la cocina fusión con una naturalidad pasmosa. Teniendo en cuenta que Barítimo está a tiro de piedra de cruceristas y viajeros de toda índole, su carta está pensada para agradar a todos ellos y, de paso, para recuperar, si es posible, ese público local y familiar que los domingos paseaba por el Moll d’Espanya y se sentaba a comer un arroz dominical.
Nosotros no probamos, en este caso, las paellas de Barítimo, aunque alguna pasó por nuestro lado con un aspecto bastante apetecible mientras esperábamos nuestro primer bocado en forma de ceviche de vieiras y langostinos. Un platillo fresco y ligeramente picante, aunque algo lejos de ser el ceviche clásico de pescado peruano o mexicano que todos hemos probado en estos últimos meses de esplendor de la cocina latina.
Tania Bezakova y Juan Luís Dastís, la persona que ahora está al frente de los fogones, han intentado crear un ambiente elegante, tranquilo y cosmopolita que se refleje en su carta y se aprecie en su servicio. Con esta intención se nos agasajó con un menú en el que se combinaron “grandes éxitos de la cocina marinera” más clásica, como una merluza al pil pil suave y gelatinosa con un leve toque de plácton y alcachofa confitada, pero también platos con ingredientes hasta hace muy poco foráneos en nuestro recetario, como el bao relleno de rabo de ternera que no sé si podríamos clasificar de un foodismo muy cañí.
En cualquier caso, observamos, desde el primer momento, que la intención del chef es personalizar sus recetas, enarbolar la bandera de “cocina de autor”, utilizando una muy desgastada expresión. La puesta en escena busca un plus de sofisticación que no tienen la mayoría de los restaurantes con los que comparte zona. Su principal baza es, pues, una calculada distinción.
Pero, como, al final, lo que cuenta es el sabor, no hay nada que objetar al asiático panecillo al vapor con tierna carne en su interior, pues la sorpresa es fugaz, pero el paladar tiene memoria. Del mismo modo, hubo esmero en la presentación del huevo a baja temperatura con verduras al dente. Un difícil equilibrio de texturas vegetales más la clásica parmentier de fondo y unos dados de atún rojo que merecían algo más que el papel de corista, pues, por sí solos se llevaban la palma de aquel plato de filigrana técnica, pero algo frío.
El mil hojas de solomillo nos dejó buen sabor de boca y cierta perplejidad. No logré entender por qué el chef prefirió reconvertir un corte tan apreciado en su forma original ( un solo taco de carne de 2 dedos de grosor, al punto o saignant) en una superposición de láminas cárnicas cercanas a los antiguos bistecs. Con todo, consiguió el milagro: no resecar la carne. Ideal para los que se cansaron del chuletón de vaca vieja y correosa.
El coulant de turrón con helado de cardamomo está en la línea de los postres que incorporan – de nuevo- toques especiados que provocan contrastes con el dulce predominante. Aunque no soy muy amante de los coulants, no lo desaconsejaría, sobre todo si el tiempo de la sobremesa da para acompañarlo con un mojito final en su magnífica terraza.
BARÍTIMO
Edificio Maremagnum, Local 212 2ª Planta
Moll d’Espanya
Barceloneta, Port Vell
Barcelona
Precio medio a la carta: 30 euros
Menús: de 25 euros al mediodía en adelante
Horario: de 11 a 24 h. ininterrumpidamente.