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The Alchemix: la buena química entre barman y chef

The Alchemix nos recuerda que todo en cocina- y más allá- es una cuestión de química, de buena química, por ello, en este restaurante coctelería del Eixample barcelonés  nos reciben en una barra cuya imagen de fondo es una tabla periódica.

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Al entrar en este mundo de alquimistas del sabor una ojeada al repertorio de objetos y recipientes nos deja un tanto embelesados. Cornamentas vikingas, pipas detectivescas, teteras con vida propia por la magia de Disney, vasos de bambú, cócteles sombríos como bosques otoñales…Hay todo un relato en esta gastrococktelería que el barman, Ignacio Ussía, nos explica como eje conductor de sus elaboraciones: homenajes a las ditintas épocas de la vida del hombre, homenaje a la ley seca, mucha magia en cada vaso y una voluntad clara de saltar barreras entre cocina y coctelería gracias a un encuentro   entre diferentes culturas que los artífices de este proyecto quieren saltarse a la torera. Un cóctel macerado de rabo de toro  bien podría ser un buen ejemplo de ello.

THE Viking soul

La barra  de The Alchemix es el inicio- o el fin-  de este particular  recorrido por el proyecto de unos jóvenes talentosos que se conocieron el mejor restuarante de Asia, el Gaggan, en Bangkok. La cocina tailandesa los enamoró. Hubo magia, hubo química entre ellos, entre la gastronomía catalana de origen y la asiática, hubo una chispa que se materializó en un lugar donde se intenta jugar con los sabores en «vaso y plato«.  Las gyozas de sepia con albóndigas hablan por si solas de esta mezcolanza entre la culinaria de partida y la de llegada. El chef Sergio Palacín  (instruido en ElBulli y MontBar) sigue la estela de lo asiático con alforjas catalanas.

THE Gyozas de sepia y albóndigas

¿Unos huevos con morcilla de wagyu y kokotchas podrían ejemplificar de nuevo esta buena química?

THE Huevos con morcilla de wagyu y kokotxas

En The Alchemix puedes comer en la barra unas pequeñas porciones llamadas «alegrabocas» ( amuse bouche, que dirían los franceses), piezas comestibles para acompañar un cóctel  de tarde noche y divertir el paladar. Puedes pedir platos de la carta y cenar acompañando el plato de bacalao con tempeh de alubias, o bien puedes pasar al bosque-comedor donde te espera una carta o un  menú degustación. Se contempla la posibilidad de degustar entre cinco y ocho platos,  como el de la trilogía del pollo,  y también, cómo no, de pedir una botella de vino. La carta es corta, pero contiene sorpresas como el Tappo Peixe, pensado para armonizar bien con los currys, las ostras con papada con helado de ostra, el temaki de foie con alga nori o las alcahofas en tempura con mahonesa de de salsa Hoisin.

THE Boletus cooler

Aunque lo ideal será seguirle el juego a Igancio Ussía que llegará con una artillería de nitrógenos líquidos, esferificaciones, hielos secos, espumas, gelificantes. Cócteles, una vez más, que sorprenden por la inédita combinación de sabores y que forman tándem perfecto con lo que el chef ha creado en cocina. En efecto, uno detecta que aquí hay buena química.

Por cierto, no dejen de pedir el postre «El hombre del carrito» y pidan que les cuenten quién era ese misterioso hombre.

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The Alchemix

Valencia 212

Barcelona

Precio medio a la carta: 50 euros

Menús degustación: 50 y 70 euros, dependiendo del número de platos.

 

 


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Por Ines Butrón
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