Las albóndigas de merluza, hasta que se demuestre lo contrario, son una de las albóndigas más suaves que yo he probado. Las hemos hecho con pollo, con cordero, con ternera y cerdo, pero con pescado- quien dice merluza, dice bacalao, que seguro que están de muerte- son tremendamente fáciles de comer, digerir y disfrutar. No tienen el inconveniente de las de carne, que, a poco que nos pasemos con la cantidad, parece que nos hemos zampado un par de ladrillos.

Su salsa está hecha con un caldo de pescado casero preparado con cabezas de rape y rodaballo que andaban por la nevera,  lo que las hace menos ácidas que las que acompañamos con tomate, y, en su interior no hemos añadido ni ajo ni especia alguna para que su sabor sea lo más neutral posible, para que el pescado predomine por encima de todo.

Albóndigas de ternera a la jardinera

Albóndigas de cordero y trigo tierno

Estas albóndigas de merluza las puedes preparar para la cena tranquilamente sin que te despierten a media noche.

Por otra parte, este es el típico plato de aprovechamiento que gusta a todo el mundo, inluídos los niños que no comen pescado a menudo, o los ancianos, a los que ya no les apetece andar quitando espinas y tienden a comer cada vez menos. En casa, cuando todavía había niños y abuelos,  yo solía preparar platos muy parecidos porque en ambos casos me interesaba que los unos y los otros se levantaran de la mesa habiendo comido un plato lo suficientemente nutritivo y saludable de una sola tacada. Ya sabéis que, con el tiempo, todos acabamos como en nuestra primera infancia: comiendo poco, preferiblemente, platos blanditos y suaves, pidiendo ese guiso o sopa que nos reconforte, pero sin excesos de ningún tipo. Así es la vida…

Las albóndigas de merluza– o cualquier otro pescado que tengas a mano, eso va a gustos- son, por otra parte,  una solución ideal para llevar un poco de pescado en un tupper, ya que de otra manera va a ser muy difícil que no se reseque. Si le pones un poco de arroz jazmín, tendrás un plato completísimo con el que pasar la jornada sin sentirte pesado.

Te contamos como lo hemos hecho nosotros y después le das tú tu toque personal. No lo olvides: una receta es sólo una sugerencia. Se libre en tu cocina!