patatas boniatos queso parmesano tomillo pimentón

Es tiempo de boniatos. Los vemos en las esquinas acompañando la antigua figura de la castañera,  los relacionamos con un frío y una lluvia que se resisten, dejando los prados secos y las ovejas hambrientas. Sequía, plaga bíblica de esta piel de toro rasgada y desteñida.

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Con todo, los ciclos del tiempo se repiten: siempre iguales y siempre distintos. Los boniatos ( batatas, patata dulce, camote), pese a todo, siguen siendo los  estandartes alimenticios de esta época de oscuridad en las que necesitamos productos energéticos para superar las inclemencias del tiempo y las pocas horas de luz, pero tendemos a relacionarlos con la repostería y los postres.

Ciertamente, el boniato que usamos por estos lares son más bien dulzones, por lo que la mezcla de dulce y salado nos parece que pertenece a otras culturas o que es un invento reciente de los nuevos restauradores, cuando, en realidad, ambos sabores estaban presentes en muchos y antiquísimos platos de la gastronomía occidental. Aún la culinaria catalana tiene grandes elaboraciones donde aparece la fruta, fresca o seca, los licores o las especias dulces, como la canela.

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Nosotros, en realidad, sólo pretendíamos aprovechar lo que teníamos en la nevera y, de paso, explicaros una forma rápida de preparar una guarnición, un aperitivo o lo que os apatetezca con dos patatas, un boniato, un poco de queso, una pizca de pimentón picante y algo de romero. Una forma rápida, sencilla, barata  y un poco más sana de comer ambos tubérculos, pero de una forma distinta, sin tener que pasar necesariamente por una freidora. De manera que toma nota de esta receta de boniatos y patatas al horno, rápida, sana y limpia, porque yo creo que la vas a repetir más de una vez. Buen provecho!

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