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Originariamente el antipasto conocido como bruschetta era algo mucho más sencillo, apenas una rebanada de pan tostado frotada con ajo y algo de tomate. Muy italiano, muy simple. Quien quería algo más sofisticado, le añadía un poco de queso, lo fundía en el horno y !listos! Pero, ya se sabe, los tiempos cambian y los productos de nuestra despensa se multiplican. Las recetas originales se reconvierten en platos  a los que cada quién da su toque personal. Como siempre os digo, una receta es una sugerencia.  Después, que  cada quién haga en su cocina lo que le venga en gana.

A nosotros nos encanta el pan, el buen pan, tostado y calentito. Una vez que está sobre la mesa es cuestión de imaginar un poco, aprovechar lo que tengas en la nevera y hacer lo que te apetezca ese día, sin más complicaciones. Por eso hoy nos hemos preparado estas bruschettas con las primeras fresas, algo de queso Camembert ( podéis usar el queso que más os guste: rulo de cabra, brie, provolone, cottage sin fundir, incluso) , unos trigueros ligeramente blanqueados y una vinagreta de piñones, menta, miel y un chorrito de vinagre de Módena. Muy sencillo, muy sano y terriblemente tentador. Un plato ideal para cenar en la terraza, para compartir, para  preparar como brunch diferente, más mediterráneo, para solucionar una comida rápida, poco pesada y llena de frescor, etc, etc.  Si dejas los espárragos ya preparados y las fresas lavadas y cortadas, esta bruschetta no te llevará más de 15 m.

En cualquier caso es tan sencilla esta bruschetta que estoy segura que os animará a pensar en mil variantes. Los colores nos llaman esta primavera!

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