Esta es nuestra última propuesta del año: una cazuela de rodaballo al ajo negro que vamos a hacer en dos versiones distintas a partir de un mismo plato. Verás que, en realidad, la idea es muy simple y consiste en aligerar/ reversionar/modernizar ( llámalo como tú quieras) un plato clásico para que puedas presentarla según tus apetencias y el gusto de los tuyos.
Nosotros somos muy amantes del pescado y comemos tanto como podemos y da de sí nuestro «presupuesto» . En plenas navidades ya sabemos que son de los productos que más se encarecen. Encontrar un rodaballo salvaje en estas fechas puede salir por un ojo de la cara, pero puedes hacerlo más adelante, cuando haya bajado de precio o, simplemente, utilizar un rodaballo de piscifactoria– la mayoría lo son- e intentar sacarle el máximo partido. Yo no soy partidaria de comprar un producto de primera si no se está seguro del éxito de nuestra receta, o bien por falta de experiencia, o porque es la primera vez que elaboramos el plato. En estos casos, es mejor experimentar con otros pescados más asequibles y ya llegará el momento de utilizar grandes joyas gastronómicas.
En la receta de hoy también hemos añadido un nuevo ingrediente: el ajo negro. Sé, por supuesto, que hace años que circulan por ahí montones de recetas con dicho producto, amén de artículos más o menos fiables sobre sus propiedades. Cuando algo se pone «de moda» en cocina hay que añadirle, además de las posibilidades gastronómicas, el valor nutricional añadido. Sin embargo, yo no me había decidido hasta ahora y he de decir que me gusta esa pizca de dulzor, ese recuerdo a regaliz que le ha quedado maravillosamente bien a esta cazuela de rodaballo al ajo negro que hoy os presentamos. Espero que os guste a vosotros también y ya nos contaréis con cuál de las dos ideas os quedáis:)
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