Croquetas de…, croquetas de lo que sea, de lo que sobre, de lo que más te guste. Y es que, probablemente sea este el aperitivo preferido de los españoles, junto con las bravas y la ensaladilla rusa. En esta casa se hacen muchísimos tipos de croquetas,  porque son fáciles, gustan a todos y es una forma deliciosa de aprovechar alimentos que quedan en la nevera o la despensa. Después ya vendrán las discusiones acerca de los truquillos de cada uno, porque todo en la vida es mejorable y hay que tener en cuenta los consejos de los miles de «expertos/as» que hay en este país de croquetas, ya sea el chef más prestigioso como el ama de casa más humilde que hace la ración semanal para que sus nietos no las olviden, ni a ella, ni a sus croquetas.

Las que tenéis en la foto inferior las hemos vestido de gala, pero son croquetas de bacalao con salsa de pimientos del piquillo y piparras. 

En este caso, son más humildes, pero no menos buenas. la cuestión es que revisando y haciendo limpieza en el congelador vi que  tenía unas cuantas gambas peladas y congeladas,  algo de bacalao desmigado y desalado- del que compro para hacer buñuelos o esqueixadas-, y un poco de harina de garbanzos que me había quedado de preparar unas tortillitas de camarones. Es una harina perfecta para los rebozados crujientes . Con estos tres ingredientes básicos se me ocurrió que podía preparar el aperitivo del fin de semana.

Probablemente muchos de vosotros no conozcáis la harina de garbanzos, pero es bastante habitual en la cocina andaluza, sobre todo en Cádiz, con la que se preparan las tortillitas de camarones  y, por supuesto, en la cocina hindú. A mi me gusta su textura más fina y, si llega a casa alguien que sea celíaco, puede comerlas sin ningún problema porque no contiene gluten. Os recomiendo probarla como sustituto de la clásica harina de trigo para rebozar pescado ( queda más crujiente) o para tempuras de verduras. En esta receta de croquetas obtendréis con ella una masa más fina y delicada. Ya nos contaréis:)