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Sin espárragos blancos, no hay cocina de abril. Son  pura delicadeza de la más temprana primavera, un producto acalórico  y perfecto para empezar  la operación bikini:) Los que véis en esta foto son espárragos de Navarra, a la espera de que lleguen los espárragos de Gavà  entre los meses de abril y mayo. Dentro de unos días os informaremos sobre la  feria gastronómica anual que esta localidad del sur de Barcelona celebra cada año en torno a esta valiosa delicatessen agrícola.

Gavà pertenece al Parc Agrari del Baix Llobregat,  es una de las mayores huertas que rodean Barcelona y una de las que más hectáreas dedica al cultivo del espárrago, junto con la comarcas del Vallès y el Maresme, que es donde nosotros tenemos nosotros nuestro «cuartel general». Pocas ciudades en el mundo tiene la suerte de  contar todavía con espacios rurales de tanta dimensión a tan pocos kilómetros de la urbe. Por eso, y para nuestra suerte, para nosotros  es relativamente fácil comer producto fresco y de proximidad y todas nuestras recetas intentan seguir esta norma:  la normal estacionalidad de los productos.

En cualquier caso, creemos que lo importante para una buena cocina de producto y una correcta alimentación es  saber cuándo un  producto está en su mejor momento. Naturalmente, si puedo barrer para casa comprando un ingrediente local o de Km0,  mejor que mejor, pero si no, compro aquello que tiene cierta garantía de calidad.

Así que hoy voy a cumplir un capricho de «mi señor marido» (que nadie  entienda esto en términos de machismo. Cada cual demuestra su amor como  mejor sabe y quiere) y voy a hacer unos espárragos blancos de Navarra con unas navajitas ligeramente pasadas por la plancha, acompañadas de  una vinagreta con aceite acalórico, un puñado  de las maravillosas hierbas aromáticas que crecen en casa y un poco de zumo de naranja sanguina que sustituye a cualquier otro cítrico que tengáis a mano. Por lo demás, he tostado unos piñones para engrandecer la vinagreta- le quedan maravillosamente bien a la suavidad del espárrago-,  le he puesto unas gotas de vinagre balsámico y unas huevas que andaban por la nevera. Es perfecta como entrante ligero, ahora que todo el mundo tiene como meta lucir tipazo dentro de un par de meses (¿quién dijo que la mahonesa fuera imprescindible?) , es sabrosa y de texturas muy interesantes.

Como siempre os digo, todo es opcional, porque una receta es siempre una sugerencia. Hacedla vuestra con lo que queráis y disfrutadla con quien más se lo merezca:).  Ya me contaréis.

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