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Hay algo más clásico que un pollo relleno de Navidad? La Navidad siempre fue el gran momento para disfrutar de un buen pollo o cualquier otro pariente plumífero, la carne más deseada para una población  que únicamente se alimentaban a base de legumbres, cereales y pequeñas porciones de cerdo salado o fresco, en el mejor de los casos. Durante siglos, las calles de las grandes ciudades se llenaban de animales de pluma vivos que anunciaban los festejos navideños.  Niños y mayores los   admiraban con asombro y para todos era un gran triunfo culinario verlos en una gran bandeja en el centro de sus mesas, desde las más humildes a las más señoriales. El pollo, el capón, el gallo, el pavo, la oca o el pato eran la  viva imagen del lujo gastronómico  una vez al año.

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Imagen: vendedora de pavos en 1925. http://contraquerencia.blogspot.com.es/

Junto con los turrones y las grandes ollas de caldo, las casas olían a pollos rustidos, patos con peras o higos, capones rellenos y toda una serie de elaboraciones aves que pueblan los recetarios tradicionales de las casas. Entonces,  no existían las granjas de pollos enclaustrados y esquifidos.  Los animales campaban a sus anchas engordando, cebándose de cereal, por  lo que, por lo general, guisar un animal como ese- escaso y muy valorado-  se limitaba a fechas  muy concretas que marcaba el calendario religioso-gastronómico.

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Capones de Pota Blava. El Prat de llobregat. 

Ese pollo de granja bien armado, ese capón- de Villalba, del Prat, del Penedès-  tremendo,  que casi no cabía  en el horno, esos primos de plumas en forma de pulardas o pavos que llegaban  a la mesa con toda la parafernalia, constituían todo un espectáculo y un gran  esfuerzo por parte de las cocineras que mataban, desplumaban,  desvisceraban, rellenaban y asaban o rustían durante largas jornadas culinarias

Es posible que hoy, hartos de pollos famélicos  y asados  sin miramientos,  encuentres anticuado ( perdón, viejuno:)) ,este grandiosos plato. Pero, realmente, no hay imagen más navideña que esta. Así que hoy te proponemos que tomes nota de este clásico entre los clásicos, o, por lo menos, que recuerdes que  la Navidad es el momento álgido de la cocina tradicional. Y eso, merece, como mínimo,  un respeto.

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Imagen: Toni Butron

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