Después de unas cuantas visitas a restaurantes de nuevo cuño me siento ante el ordenador para intentar fijar en la memoria algún momento sublime vivido entre paredes de estilo minimalista y tristeza protocolaria. Escarbo entre delirios de genialidad, creatividad a raudales y no encuentro nada que haya arañado mis cimientos gustativos. Me preocupa saber si he perdido el sentido del gusto o lo he saturado. Tal vez la memoria al completo. En medio de mi desolación, apenas un nombre propio, una frase salpicada de ingredientes, técnicas, D.O. Unos vinos que rompieron un silencio aplastante y un suspiro de alivio.
Me hablan de la emoción que contiene un dadito de atún rojo con gelée de lechuga servido en una finísima bandejita blanca y yo sólo veo una minúscula muestra de técnica desapasionada. Recuerdo algún filete de salmonete, muy rosa y muy delicado, llorando en las profundidades de un mar de porcelana blanca sin vida. Alguna salsa perfecta que apenas rozó mi paladar de pura insignificancia, tres garbanzos acompañando una cococha, 5 guisantes buscando a su vaina madre en la soledad de una bandeja límpida y cristalina, un camarero que hizo alarde de servilismo sin sonrisa en el guión, una mesa rígida y fría como el cristal.
Al placer de comer se le ha superpuesto el placer de cocinar; de mostrar al mundo una maestría que tiene más de vanidosa que de generosidad, al impulso de llevarse el gozo a la boca se le ha superpuesto una estética que ahoga en su estrechez, asfixia la sinrazón de las gulas, mata la bacanal y enaltece a Apolo.
En TVE reponen Deliciosa Marta y compruebo que para volver a comer- a ser feliz- tengo que tirar el tenedor, los platos y las recetas por el desagüe de algún psiquiatra. No hay nada escrito.
Este mediodía freí boquerones en adobo y los devoré a puñados con cabeza y todo. Después nos revolcamos en una voluptuosa siesta.
Ricard
mayo 23, 2011 @ 13:23
Totalment d’acord… i també dir que “Deliciosa Marta” em sembla una gran pel·licula, que ja he vist 3 vegades i que no s’ha fet prou justícia a la seva qualitat.
atable
mayo 23, 2011 @ 14:59
Jo la trobo deliciosa:és bella, elegant, emociona i ens recorda que per ser feliç cuinant i menjant, com a tot a la vida, no hi ha una recepta infalible i res no té sentit si no ets capaç de compartir i de deixar-te emportar.