Foto: Ana Ron
En cocina, a veces tendemos al talibanismo gastronómico. O blanco o negro, o ecológico o transgénico, de lata o natural, fresco o congelado, partidario de la globalización o furibundo defensor de la proximidad, sin medias tintas. Olvidamos que lo que importa es la calidad, el producto óptimo, sea éste consecuencia de un proceso de conservación o primoroso fruto de una cosecha bien tratada.
Las conservas participan también de las muchas polémicas que se cuecen en el mundo de la alimentación. Sus detractores las han estigmatizado con el signo de la mediocridad, culpables, junto con congelados y productos de diferentes gamas, de las barbaridades que se observan en el estado nutricional de los españoles. Está de más ahora recordar, como argumento de defensa, las miles de vidas que la lata ha salvado en este planeta donde lo importante, por encima de todo, es poder comer.
Sin embargo, si es conveniente sacar a colación, antes de repudiarlas en bloque, que las conservas españolas se exportan a todo el mundo por su calidad excepcional, que las industrias conserveras son tan productivas como cualquier otra industria agroalimentaria, y que los niveles de seguridad alimentaria son mayores en este tipo de productos que en otras categorías de procesados.
Huelga decir, entonces, que yo me considero una amante de las latas y las buenas conservas. ¿Quién no se preparó unas fabulosas pochas con panceta después de abrir un bote de vidrio, se dio un festín con una manchega perdiz escabechada , se zampó un bonito del Norte con un par de gildas para merendar, una mousse de canard con sus pepinillos en vinagre, unas alcachofas de Tudela en ensaladita templada con virutas de jamón ibérico , unos berberechos para el aperitivo de los que no quedó ni el caldillo de la lata?
Yo soy de las que pasaría horas en una tienda gourmet, observando lo que ahora llaman el packaging de los productos expuestos, imaginando y dando vueltas a un montón de recetas que se me ocurren con esas maravillas del mar o la huerta metidas en una lata.
Casi siempre viene alguien ( léase el-marido-paciente) a sacarme a empujones después de marear a los vendedores con mil preguntas. ¡Quién fuera como Pepe Solla y pudiera hacer esa alta cocina conservera que tan bien vende allende los mares lo mejor de las costas gallegas!. O, incluso, Falsarius Chef y su credo gastronómico, sabroso, resultón y divertido. ¡Sí señor! Para eso es la cocina, para divertirse.
Ya he comentado en posts anteriores que, alguienquemequieremucho, me regaló este verano unas latas de La Chinata con las que he disfrutado mucho y espero haber hecho disfrutar a los que se sientan en mi mesa cada día.
Para ellos y para los sufridos lectores que sigan en Atable.es después de esto, he preparado los siguientes platillos. Espero que os gusten y que alejéis con ellos el calor estival. ¡Feliz verano!
Espaguettis de huevo con ajo, guindilla y mejillones en escabeche. ( primera imagen de la cabecera)
Ensalada de arroz , hortalizas frescas y chipirones en su tinta.
Corona de puré de patatas con tapenade, espárragos trigueros y zamburiñas en salsa de vieiras.
Preparación: prepara un puré de patatas con leche y mantequilla, bien untuoso. Si lo haces con alguna de las marcas que andan por el mercado, queda igualmente bueno. Ponlo en un molde o forma un brazo de gitano con él, añádele los espárragos trigueros salteados en una gota de aceite de oliva, la tapenade, a gusto del comensal, y las zamburiñas de lata coronando la cúspide. Decora con la lechuga o brote que te guste.
El clásico bocadillo de atún en aceite de oliva, con pimientos y cebollas asadas
¿Crees que es necesario explicar esto? Está bien, está bien.
Asa los pimientos rojos y la cebolla al horno o sobre brasas hasta que estén blanditos, pela y coloca las verduras sobre pan de aceite. Puedes untar el pan con tomate, a la catalana. Un puntazo. No olvides la lechuga de tu gusto, lo convierte en plato completo. Y al final, la tapenade que me sobró del plato anterior. Un subidón de sabor que le va de maravilla al atún.
Pero yo quiero una sopa!!!! Cremita de espárragos blancos
Foto: Ana Ron
Preparación:
Dorar en una cazuela con algo de aceite de oliva una buena cebolla fresca cortada en juliana, añadir las patatas cortadas a gajos y marearlas en el mismo aceite con la cebolla. Volcar los espárragos cortados en trozos para que los hilos no se enganchen con la batidora. Cubrir con el caldo de los espárragos y algo de agua. Dejar cocer hasta que todo esté blando. Triturar. Añadir un chorrito de nata líquida y servir. Puedes decorar con puntas de espárragos, tomillo, jamón serrano, aceites aromatizados, etc, etc.
Mina
agosto 13, 2013 @ 13:26
Que delicia de recetas em gustan todas…!!! La de espárragos ya la conocía hace mucho, pero las demás no y son estupendas…!!!
Besos…
la cocina con cariño
mayo 31, 2015 @ 19:32
Unas ideas estupendas, aunque me quedo con la de puré de patatas con tapenade, etc. Deliciosa
atable
junio 1, 2015 @ 07:29
Gracias. Tengo algunas ideas más para poner en breve en el blog. Una buena lata da tanto juego!