Acabo de adherirme al Clubkviar. Casi, por azar, como casi todo lo bueno. Debe ser que este mes de abril algo de distinto. Cada planta estira sus capullos cuando le toca y, por orden de rutina primaveral, aparecen clivias, lirios, hortensias y rosales de pitiminí. Al fondo, los huertos de habas y guisantes, las tomateras erguidas, lista para procrear.
Y sin embargo, como quien se cambia las gafas, estrenando cristal y sonrisa, todo parece más lustroso en este abril de maniquís prêt à porter. La pegadiza alegría de esta gordita con bolso rosa chillón no está este año metida en un armario, quizás lo estrene en algún restaurante de este exclusivo clubkviar.
Mientras pienso en las causas de tan súbita adhesión a la vida elevada al cubo, barajo posibilidades para celebrar todo lo celebrable: que estás aquí, que tiré los ansiolíticos por el retrete, que llovió algo bastante sucio y no se paró el mundo, que me corté las puntas y parece que soy otra, que está creciendo el hinojo para perfumar las lubinas, que recuperé el collar de mi madre, bla, bla, bla. Y pienso, como siempre, en escenarios con pocas mesas y menos luz, labios muy, muy rojos, manteles bien planchados, pequeños detallitos de flores frescas, cubiertos finos, de los que compartimos siempre, vajillas bonitas, vino blanco. Y llego a la conclusión de que, si estoy destinada a vivir un solo abril más, quiero que sea después de una última cena, aquí, o en otras ciudades que pisamos, hablando más alto de lo decoroso, pidiendo más hielo en la cubitera, garçon!
Restaurante Antigua. Imagen glotoneando.files.wordpress.com
Alguien que me conoce bien y que me aconseja mejor me invitó a formar parte de un club muy especial. Abrí la nota, cliqué, vi un listado de locales que abarcaban lo mejor de la restauración en Barcelona, al más alto nivel : gusto, lujo, clase, prestigio…..!Sayez! A partir de ahora tengo a mi disposición, gracias a una plataforma que lleva el nombre de una lata muy chic, los mejores restaurantes de mi ciudad, de Madrid, de París, y pronto, los de Londres, con un 30% de descuento sobre el total de la carta. Se acabaron los cupones, los tickets, los malentendidos en la recepción, la falta de discreción, la noche estropeada por una frase inoportuna.
Dice el slogan: clubkviar: para paladares privilegiados. Y siento que ya es todo un privilegio que alguien pensara en mí para poder compartir experiencias gastronómicas con otros miembros que, a su vez, fueron llegando al club vía invitación o selección tras lista de espera. Creo que es una buena manera de asegurar un tipo de clientela potencialmente capaz de valorar este tipo de experiencias gastronómicas, que puede abrir, con sus conocimientos, el camino a otros que también queremos disfrutar un poquito de esos lugares únicos en Europa, restaurantes que, como bien reza la Guía Michelin, bien valen un viaje. De una manera discreta, tanto para el cliente como para el restaurante, se van creando unas redes de comensales con experiencia y capacidad crítica, algo muy deseable y escaso entre la maraña de portales y webs de reservas que crecen en la red.
Restaurante Le Café Prunier, Paris. Imagen: www.clubkviar.com
Mi amiga me aconseja, además, que haga extensiva la noticia entre mis amistades más valoradas (http://barcelona.clubkviar.com/asw) y que mire las ventajas de ser una socia Gold, por ejemplo, ya que ello me permitirá asistir a eventos privados, reuniones, catas, hacer mis reservas gratuitamente, y, sobre todo, tener asistente personal. Esto último me parece particularmente interesante, es como si todos nosotros tuviéramos la suerte de contar con el consejo de un gourmet que te guía entre tus preferencias y las ofertas. Un personal shopper de la gastronomía, pienso. ¿Por qué no?
Este es un mundillo que cambia constantemente, las tendencias se suceden a velocidad de vértigo, un ámbito empresarial en el que la promoción feroz de un determinado lugar o firma pueden llevar al no conocedor a decepciones bastante incómodas tras facturas muy gruesas. Dejarse aconsejar por un experto me parece un plus muy interesante en este club.
Desde el 2012 y hasta el momento 100.000 socios en toda Europa formamos parte de Clubkviar, aunque parece que, tras la inyección de nuevo capital gracias al fondo de inversión 500 Startups de Silicon Valley, la plataforma de Clubkviar podrá extender su red de restauración de lujo a través de todo el continente. Un club privado con buenas perspectivas- pues- en un momento en que la gastronomía, igual que la pertenencia a los círculos culturales o artísticos son formas de posicionamiento social.
La forma de reservar es tan sencilla como seleccionar en la web de Clubkviar el tipo de restaurante que deseemos, el precio medio al que queremos optar, seguir los pasos que nos indican y, en medio minuto, la reserva está hecha. Evidentemente, si el socio es miembro Gold o Executive podrá optar a una mayor y más selecta lista, así como a actos reservados o exclusivos, pero siempre habrá una opción interesante que complazca al comensal para que la noche que espera- que espero- sea perfecta.
Restaurante, racó d’en Cesc, Barcelona. Imagen: www.kviar.es