Imagen: Empanadillas de tomate, atún y huevo
El confinamiento ha devuelto a mucha gente a la cocina. Mejor aún, algunos la han descubierto por primera vez, lo cual podría ser el único logro objetivo de este virus ( las presuntas «lecciones morales» son tan solo cábalas, los hombres olvidamos con facilidad). El problema es que, sin unos mínimos conocimientos culinarios, el reto de alimentarse a uno mismo y a los que le rodean durante una cuarentena está siendo un verdadero calvario para muchos en estos días.
Acostumbrados a dejar estas tareas en manos de las escuelas, centros de trabajo, hostelería o abuelas sabias, la cocina doméstica no tenía cabida en nuestras vidas más que en forma de shows televisivos varios o en deslumbrantes imágenes vertidas en toda clase de redes. Pero, tal y como escribía Isabel González Turmo, Cocinar era una práctica, y sin ella, sin la repetición constante y diaria, todo lo demás es un puro divertimento que poco o nada tiene que ver con una realidad desnuda de glamour. Cocinar, saber alimentarnos diariamente en nuestros fogones domésticos, debería ser una asignatura obligatoria que todos hemos de aprobar porque de ello depende nuestra supervivencia, con o sin pandemia. Si además, la cocina nos relaja, nos divierte, se hace con más o menos placer, amor al prójimo o si la vestimos de gala para mayor gloria de nuestro cocinillas interior, mejor para nosotros. Pero lo importante es que tengamos claro que siempre y bajo cualquier circunstancia hemos de ser soberanos de nuestra alimentación y no sus súbditos.
Así, en estas primeras semanas de confinamiento me he dedicado a explicar por la vía rápida de las redes sociales algunas recetas fáciles y pequeños consejos de alguien que ha pasado por muchos y diversos confinamientos a lo largo de su vida. No nos olvidemos de que la vida en casa puede ser de lo más «normal” cuando tienes hijos pequeños, estás convaleciente, cuidas de ancianos o enfermos, amén de muchos trabajos que necesitan concentración y aislamiento. Muchas cosas importantes se «cuecen» de puertas para adentro.
En estas más de tres décadas que llevo cocinando me he acostumbrado a contar, a veces, con un presupuesto muy reducido y a planificar al detalle los menús semanales, a reciclar los alimentos- a veces con resultados increíbles-, he aprendido a comprar, a conocer los ingredientes de cada temporada, a estar conectada con la tierra, con los mercados y sus gentes, a disfrutar, en definitiva, de mi cocina y mi mesa como espacio de libertad y confort. Todo ello me ha ido preparando para afrontar numerosas dificultades al menos con la garantía de que en cada momento un plato caliente nos reconfortaría.
Pensando en esta necesidad de confort que todos necesitamos en estos momentos de aislamiento forzoso, de incertidumbre y miedo al porvenir, pensando en las necesidades de cada uno de los diferentes miembros de esa pequeña tribu que convive bajo un mismo techo- los pequeños y los ancianos, sobre todo-, algunos en situaciones muy difíciles o en la soledad más absoluta, he recopilado estas recetas sencillas de confinamiento agrupadas según la importancia de los ingredientes que nunca han de faltar en nuestra dieta. Por lo demás, no dejéis que esa última canción haga mella en vosotros: la desesperación solo sirve para inspirar a los poetas. Las estrellas siempre brillan, a lo lejos.
Ensaladas de todos tipos:
Ensalada de calabaza asada y queso de cabra
Ensalada taboulé de espinacas, fresas y langostinos
Ensalada griega con bombones de queso feta
Ensalada de tomates, judías verdes y queso cottage
Verduras amables y sabrosas.
Hatillos de col rellenos de carne
Legumbres en todas sus formas.
Alubias con calamares y morcilla
Garbanzos salteados con ajetes y gambas. Esta receta no necesita prácticamente explicación, pues lo único que deberás tener a mano es unos buenos garbanzos cocidos, en conserva o cocidos por tí, saltear en AOVE los ajetes cortados en trocitos, posteriormente unas gambas peladas y descongeladas y, finalmente, los garbanzos. Nosotros le hemos añadido tomillo fresco.
Alitas de pollo con vino, ajo, romero y alubias blancas. Este plato nació de la necesidad de conseguir un plato completo con tan solo medio kg. de alitas de pollo cortadas. Para ello puse AOVE en una cazuela, doré unos ajos con piel, salé las alitas y las salteé a fuego fuerte, añadí vino blanco y dejé evaporar el alcohol, romero fresco bien picado y un bote de alubias en conserva.
Cereales.
Espaguettis con pesto de pistachos.
Linguini nero di sepia a la vongole
Arroz con costillas y alcachofas
Arroz de bacalao y butifarra negra
Noodles de arroz con setas y verduras
Pescados de temporada o congelados
Cazuela de sardinas, limón y hierbabuena
Rodaballo con refrito de ajos y guindilla
Sepia con guisantes al azafrán
Gambas con arroz largo, leche de coco y cúrcuma
Carnes blancas. Pollo, conejo, cerdo.
Jamoncitos de pollo con verduras. Esta es una receta de aprovechamiento que hemos hecho durante estos días, sin idea fija. Solo sabía que tenía unos jamoncitos de pollo y que tenía que aprovechar las verduras de la nevera, así que empecé por dorar el pollo y, una vez listo este paso, fui añadiendo ajos enteros, cebolla en juliana, pimiento rojo, un calabacín, laurel y un chorrito de brandy. Con un buen puré de patatas puede comer una familia entera perfectamente bien de este simple plato.
Pollo asado a la naranja, miel y romero
Conejo con almendras, jerez y salvia.
Solomillo de cerdo con queso picón
Chuletas de cerdo con piña asada y ensalada de canónigos. Una receta simple en la que solo tendrás que ponerlo todo en una parrila bien caliente y disfrutar de un contraste interesante de sabores.
Huevos
Huevos revueltos con guisantes y habas
Tortilla de patatas y chorizo al estilo de Betanzos
Algo de carne roja.
Estofado de ternera a la cerveza negra
Fruta fresca y seca, lácteos…. y un poco de azúcar
Manzana asada con canela y yogurt
Crema de mandarinas y nueces garrapiñadas
Arroz con leche con gelatina de fresas
Tarta de almendras, chocolate y fresas