El ajo negro apareció hace ya algún tiempo en nuestras tiendas de comestibles y supermercados como un ingrediente novedoso con multitud de beneficios para la salud, además de ser una perfecta alternativa para todos aquellos que detestaban o no toleraban las características del ajo en crudo, ya sea por su olor o  por los problemas digestivos que conlleva. Pero el ajo sigue siendo un condimento esencial en la cultura gastronómica mediterránea, es la base de nuestras más famosas salsas, forma parte de los  sofritos sobre los que construimos las mejores recetas de pescado o carnes, tradicionales o contemporáneas. Por eso hoy os explicamos  algunas cosas sobre el  ajo negro  Vori, un par de ideas deliciosas y nuestra experiencia con este ajo negro cuyo origen está en una técnica japonesa, pero su implantación en la cocina española ha hecho de él un ingrediente sabroso, saludable y muy gourmet.

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En primer lugar notarás que,  una vez fermentado, este ajo adquiere un color oscuro y una textura blanda, muy fácil de comer, se diría que puede ser untable. Su sabor es suave, dulzón, de ahí que pensamos en preparar pequeños canapés donde pudiera mezclarse con  ingredientes o contrapuntos salados como  tomates cherrys, quesos,  anchoas o alguna verdura asada. Unos pequeños bocados saludables con propiedades energizantes, que ayudara a regular los niveles de azúcar en sangre y, no solo no añadiera más colesterol a nuestros típicos aperitivos, sino que contribuyera a regularlo.

Lo probamos en ensaladas de escarola, achicoria o endivias y también nos gustó. Combina bien con el sabor amargo de estas últimas. Si le añades unos rabanitos o un poco de hinojo, con su sabor fresco y anisado,  son perfectas. ¿Quién no quiere una buena dosis de antioxidantes?

Hicimos también este bogavante que veis en la foto. Bastó con abrirlo, ponerlo al horno a 200º durante unos 15 m. aproximadamente y lo acompañamos con un allioli de ajo negro que sorprendió a nuestros invitados esta Navidad. Ya sabemos que estas fiestas son propicias a los atracones, así que hicimos una receta suave, llena de aminoácidos esenciales, de fácil digestión.

Finalmente, nos decidimos a añadirlo a una salsa para acompañar un rodaballo y quedó magnífica. Un punto ácido, dulce, casi de sutil aroma a regaliz, este grandioso plato que ahora os contamos es una receta  perfecta para quedar bien para aquellos que quieren controlar su hipertensión sin renunciar al sabor. ¡Buen provecho!

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