La salsa de almendras tiene mucho éxito en esta casa. Es una salsa suave que va bien para acompañar un pescado, una carne blanca o, incluso, una pasta. Generalmente, solemos utilizarla para preparar lenguados o filetes de gallo en salsa de almendras, pechugas de pollo, paletillas de conejo y, sobre todo, albóndigas. Creo, sin embargo, que en esta receta es donde la salsa resulta más apropiada y el platillo más jugoso porque los distintos sabores que conforman una albóndiga- las carnes, el huevo, la leche, el pan- se mezclan bien con la suavidad de la salsa de almendras y la enriquecen. Son, diriamos, algo más amorosas y tiernas, menos agresivas y ácidas que las clásicas albóndigas con tomate con tomate, si esta no es tu salsa preferida.
Por otra parte, estamos en plena temporada de frutos secos, por lo que si no te gustan las almendras, puedes cambiarlas por nueces, anacardos o nueces de Macadamia. Con estas últimas están exquisitas.
Preparar este platillo es muy sencillo, por lo que bien puede ser un plato de diario que comas en casa o en un tupper ( están más buenas con unas horas de reposo), o para un día de fiesta. Acompañadas de un poco de arroz pilaf o jazmín, estas albóndigas con salsa de almendras son un plato de carne perfecto para los niños y los ancianos por su ternura y la cantidad de nutrientes que aportan las albóndigas, para los que no son muy amantes de los chuletones o los guisos de carne con salsa profundas y densas.
Por otra parte, cuando el verano empieza a irse, nos apetecen algunas recetas carnívoras, pero le damos prioridad a las menos pesadas y con cocciones menos largas. Ya llegará el tiempo de los platos de caza, de cerdo, de ternera, de cordero…Todo hecho a fuego lento, cuando el frío lo pida.
De momento, yo creo que para acercarnos a los platos caseros de la vuelta al cole, estas albóndigas en salsa de almendras pueden ser un buen pistoletazo de salida.