¡Alubias con calamares y morcilla! Ya tenía yo ganas de sacar mis cazuelas del armario. Después de un horroroso verano de sudores y plato frío va, plato frío viene, quería que mi cocina estuviera cerrada a cal y canto  para meterme en ella como  en celda monacal, olvidarme del mundanal ruido para concentrarme en el hervor dulce  de esas legumbres que empiezan a llenar los sacos de los mercados y las tiendas a granel. Así que le doy el pistoletazo de salida a mis recetas contra el frío con este monumental guiso de alubias con calamares y morcilla. 

Mucha gente me pregunta por qué me paso tantas horas entre pucheros y yo siempre les digo que cada cual encuentra la paz donde se le aparece. Como quien pinta, escribe o rasga una guitarra en soledad, a mí me gusta ser esa pequeña Rataouille que disfruta añadiendo cosas a una perola hasta que el aroma lo envuelve todo de un calor que no es divino, pero debería ser objeto de culto. A las pocas horas, aparecen los míos ( que no de mi propiedad) y encuentran plato caliente y un poco de  conversación sobre las cosas pequeñas que son las que llenan nuestras vidas y nuestras mesas.

Y como yo sé que a todos nos gusta el cuchareo, hoy compongo este guiso que os explico. Alubias con calamares y morcilla. Ya sabéis lo que siempre os digo:  que cada uno ponga la de su tierra y su pueblo, la del ganxet, la del riñón, la de Santa Pau, la faba o el judíón, la del barco de Ávila, la verdina, la de Tolosa… Y luego unos calamarcitos o chipirones, que estamos en plena temporada. Si con esto te basta porque no eres de grandes bacanales porcinos, ya tienes suficiente para chuparte los dedos, pero, si quieres que te saquen a hombros por la puerta grande,  prueba a ponerle una buena morcilla de cebolla y ya me contarás. ¡Buen provecho!

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