¿Dices que vamos a preparar hoy un buen bizcocho de cuajada con mermelada de naranja? Sí, y ¿por qué de cuajada? Y porque no? ¿Acaso no los hacéis de yogurt? ¿Acaso no es un bizcocho ese postre, cajón de sastre,  merienda casera en el que aprovechamos casi todo lo que tenemos por la nevera y la despensa, en esas tardes de domingo como esta,  en las que la casa está llena de niños, quizás amigos, familiares, gentes, en definitiva, que te acompañan y a los que te apetece brindar algo bueno y dulce para agradecerles ese ratito de intimidad que pasan contigo.

Si algo tiene de bueno la estación fría es que me permite disfrutar de la confortabilidad de una tarde tranquila, de una taza de té, de café, un buen chocolate caliente, una película o una charla con los tuyos. Y todo con un bizcocho casero, horneado sin prisas, esponjoso, sencillo, pero apetecible, dulce, pero sin excesos. Por eso esta semana he preparado un bizcocho de cuajada tan fácil de preparar  que me apetecía explicarlo en el blog.

Yo no soy muy amante de la repostería. Quienes siguen este blog ya  sabéis  que no soy muy partidaria del exceso de azúcar, sobre todo entre los niños. Crear malos hábitos en los más pequeños es muy fácil , pero eliminarlos cuesta toda un vida. Por eso, antes que recurrir a un paquete de bollería industrial, cuando llega el frío,  prefiero que los bizcochos y las tartas- siempre con moderación- sean caseras.

Este bizcocho de cuajada y mermelada casera de naranja– en realidad lleva también algo de tomate de nuestro pequeño huerto y algunas especias- es un bizcocho de aprovechamiento. Me interesaba gastar una cuajada que tenía en la nevera y estaba a punto de caducar y algo de mermelada que había hecho yo misma hacía ya un tiempo.

Con huevos, harina, azúcar moreno y un poco de aceite de girasol me ha salido este bizcocho que ahora os explico y que os animo a preparar. Buen provecho y feliz tarde de domingo!