El chimichurri es una salsa de origen argentino que todo el mundo asocia a los asados de carne. Nada como un buen churrasco con un buen chimichurri!

Es gloria bendita, el brío que necesitaba esa carne que sale jugosa de la parrilla,  una mezcla generosa de especias , hierbas aromáticas, aceite de oliva virgen extra  y vinagre que le da un maravilloso toque a todo lo que toca. Pero, ¿ de verdad es sólo para la carne?

Alguien que de vez en cuando se sienta en mi mesa como un miembro más de la familia  me trajo este maravilloso regalo. Me explicó de dónde salía este fantástico aceite de oliva, quiénes eran sus  amigos, los  impulsores de este proyecto familiar  que pretende difundir la cultura del buen AOVE por las tierras del Vallès. Can Viver , que es la casa madre, ofrece catas de aceite y visitas guiadas por sus olivos, es decir, están en la línea de lo que llamamos hoy en día oleoturismo. Poco a poco y con mucho esfuerzo, el sueño se va haciendo realidad y los reconocimientos en forma de premios internacionales van llegando.

Como niña con zapato/producto nuevo tenía que ponerme a pensar en algo que realzara de este magnífico aceite, pero en plena ola de calor no se me ocurrían más que cosas frescas ( mis neuronas están bajo mínimos:) De todas maneras, un buen AOVE no necesita más que pan de verdad para ser disfrutado. Igual hubiera servido una ensalada de tomates, un chorro de AOVE en nuestro gazpacho o en unos maravillosos bombones de chocolate de lo más gourmet.

Pero entonces ocurrió que, como muchos domingos, teníamos unos mejillones que pensaba preparar al vapor, y un limonero que debíamos podar para que no perdiera su forma. Así que con mejillones, hojas de limonero, rodajas de limón y este buen aceite preparé unos mejillones con un vapor cítrico y un chimichurri para poder acompañarlos y comerlos a temperatura ambiente o fresquitos de la nevera. ¿Gustas?