Cómo y qué congelar es la pregunta que muchos de los que me rodean me hacen cuando se aproxima el calor y ven como sus productos frescos se van al garete en tres días o, simplemente, quieren perder menos tiempo en la compra y en los menús semanales. Y es  que saber congelar tus propios productos y saber descongelarlos bien es una manera muy eficiente de organizar el tiempo que hemos de dedicar a la cocina diaria, pero mucho más cuando el calor aprieta y todos estamos pensando en cualquier cosa menos en pasar horas delante de los fogones.

Sé perfectamente que todo el mundo no dispone de espacio para hacerle sitio en su cocina a un congelador «tamaño familiar«- tipo arcón o congelador de pie-  donde guardar platos preparados, verduras, sofritos, salsas, fondos, etc. Incluso los hay afortunados  y con ideas respecto a la merma de calidad del producto muy respetables que pueden permitirse el lujo de comprar a diario aquello que van a gastar  inmediatamente y comerlo muy, muy fresco, porque odian que el frío por debajo de cero grados roce ninguno de sus alimentos. Obviamente, al margen de lo estrictamente necesario, como es congelar el pescado que vamos a consumir crudo por cuestiones de seguridad ( recordad que el pescado puede contener  ese dichoso parásito llamado anisakis que solo muere congelándolo durante más de 48 horas), congelar es una opción para no tener mermas, para conservar cuando se dispone de grandes cantidades de alimentos o, simplemente, para organizar y prever.

Ensalada de judías verdes, tomate, queso cottage y anchoas

Ensalada de judías

A nosotros nos gusta guardar varios platos cocinados por nosotros mismos en tuppers para  garantizarnos que siempre dispondremos de un plato casero si en algún momento todo se complica inesperadamente, para variar:),  o para facilitar las recetas más complejas de las que podemos adelantar pasos previos. Pero,  como sobre gustos «hay mucho escrito«, y no disputas,  me voy a limitar a a dar cuatro ideas o consejos básicos sobre cómo y qué congelar y que cada quién y cada cual haga en su cocina lo que le venga en gana,  que para esos es su territorio y su feudo personal e intransferible.

Congela tus verduras

En ocasiones se da el caso de que nos vemos con una gran cantidad de verduras u hortalizas, ya sea porque tenemos un pequeño huerto o porque en el mercado es buen momento para comprar kilos y kilos de habas, guisantes, coliflores, pimientos, tomates o espinacas. Entonces es el momento de escaldar y congelar esos guisantitos que nos han regalado, esas habas que tan buenas han salido, esos puerros o esas alcachofas que luego vamos a agradecer para prepararnos lo que nos apetezca. La ley básica es escaldar. Con tres m. de escaldado en agua hirviendo y un enfriado previo se pueden guardar desde judías verdes a bróquil pasando por habitas tiernas. Luego, las cueces al vapor o las pones directamente en la cazuela para guisar lo que te apetezca.

Alcachofas con vieiras en salsa verde

portada

 

Las hierbas frescas se pueden congelar. 

Tostada de queso feta y cherrys confitados con hierbas aromáticas

tartine feta cherrys confitados ajos finas hierbas - copia

Salsas a buen recaudo

Y también aquellas salsas derivadas de las mismas como el pesto rojo o verde.  También hemos congelado olivadas o tapenades, cebolla confitada, mermeladas o coulis, tanto dulces o saladas,  la brandada de bacalao para consumir tal cual como aperitivo o para hacer algunas croquetas,  un  buen romesco con el que hemos preparado xatós o platos de pescado. Pero la salsa que más a menudo congelamos es el tomate frito casero:

tomate frito

Con él, unas buenas albóndigas, un bacalao o una simple pasta será coser y cantar. Eso sí, sácalo del congelador el día anterior y deja que se descongele lentamente en el recipiente hermético donde lo has congelado. Del mismo modo puedes guardar en el congelador una buena salsa vizcaína para hacer unos morros como estos, por ejemplo.

Morros a la vizcaina salsa de primavera

Los sofritos quedan perfectos si congelamos porciones justas para preparar diferentes guisos. Tener listo ese paso hace que un arroz o un estofado se reduzca a la mitad de tiempo.

Estofado de primavera con habas y guisantes

estofado pavo1

Los guisotes quedan de muerte, pero sin patata

Y qué decir de una buena boloñesa para comer con la pasta  que más te guste, el relleno de unos canelones de rustido, fondos de carne o pescado, una carne guisada, unas lentejas estofadas, pero sin patatas ni arroz, unas alubias cocidas por ti mismo, unos garbanzos con espinacas, unos callos o unos pies de cerdo, unas albóndigas con sepia,.. Los guisos de carne suelen quedar perfectos después de descongelar y es muy práctico hacerlo en pequeñas raciones si comemos de tupper fuera de casa.

sepia con albóndigas con logo

Limpia, trocea y guarda

Al margen de esto, lo que más congelo cuando llega el verano es el pescado, si no lo consumo en un margen de un par de días o lo hago en escabeche. En este apartado, he probado casi todo con buenos resultados ( indispensable saber descongelar la noche anterior en la nevera. Nada de microondas), incluso me ha ido bastante bien con el pescado azul, mi asignatura pendiente. Eso sí, no más  de unos días, para que no pierda textura:

Ensalada de boquerones marinados

boquerones marinados de revista

El postre, lo dejo en manos de los expertos, porque una bolita de helado de vainilla con nueces de macadamia es lo que más me apetece en este momento:)