Hoy me apetece hacer un buen aperitivo. Quizás pensando ya en los días festivos que se avecinan, en  las muchas reuniones familiares que haremos en torno a la mesa, o, simplemente, porque  sí, porque hoy Lúculo come en casa de Lúculo.

Me apetece hacer esta deliciosa combinación de ingredientes dulces y salados que tan bien casan entre ellos. Preparar algo gourmet, suculento y, a la vez, sencillo. Influenciada, supongo, por la gran fiesta del producto gourmet català que se celebró el pasado 3 de octubre en el palacio de Pedralbes de Barcelona y a la que tuve ocasión de asistir  gracias a la  amable invitación de Catalonia Gourmet.

Los que seguís este blog, sabéis que nos gustan los buenos productos, aquellos que se hacen con mimo y con la inteligencia suficiente como para saber que sólo mejorando nuestra comida mejoraremos toda una sociedad. El nivel de excelencia de nuestros productos agroalimentarios es el reflejo de nuestro nivel cultural. No importa que sea un simple tomate de temporada, madurado y en su punto, la  carne de algún animal cuidado con esmero, un queso artesano,  una mermelada casera como la que me regaló mi hermana Carmen Butrón, o  una olivada que llegó a mi casa por cortesía de Olives Gourmet Blai Peris.  Todos son ejemplos de horas de trabajo, de ilusión por las cosas pequeñas, pero  esenciales.

A estos dos ingredientes fantásticos, una servidora le ha añadido una brandada de bacalao casera, que es uno de mis platos favoritos. Esa humilde combinación básica de bacalao desalado, aceite, ajo y leche  tiene su origen en algún punto de la Provenza, cuya cocina, obviamente, tiene tanto en común con la catalana por razones históricas. De hecho, la olivada que nosotros vamos a utilizar, tiene su punto de arranque en el mismo lugar, pues en el sur de Francia se la conoce como tapenade. Yo  podría comer brandada a todas horas, siempre y cuando la acompañen un buen pan y unas buenas olivas, de la variedad empeltre ( las famosas olivas de Aragón) .… o en algunas otras recetas que ya os iré mostrando:)

Para hacer esta receta os aconsejo que lo tengáis casi todo hecho varios días antes ( sobre todo, la mermelada. La brandada se puede hacer de un día para otro), sino os parecerá terriblemente larga y laboriosa. Con una buena organización, la haréis en un periquete.

Por otra parte, voy a poneros las cantidades que tenéis que utilizar para hacer la mermelada, la brandada y las estrellas de hojaldre con las que yo acompaño la copa, pero debéis guiaros por vuestro gusto a la hora de emplatar. Si os gusta más dulce, poned más mermelada, si no, dejadlo en la mínima expresión. Si os encanta la olivada, ponedle una capa generosa. En cualquier caso, como siempre os digo, hacedla vuestra: las recetas son sólo sugerencias.