Vamos a hacer una ensalada de calabacín, una ensalada fresca, rápida, como corresponde a un plato que ha de inaugurar nuestro menú semanal con una buena dosis de alimentos frescos.

Puede que estéis mirando  con extrañeza esta ensalada de calabacín porque estamos habituados a pensar en esta hortaliza como parte de un guiso de verano ( una samfaina, un pisto,  ratataouille o un tumbet mallorquín),   como ingrediente para una buena tortilla o tarta salada, para rellenar,  para elaborar cremas o  estos típicos espaguettis de calabacín que se ha puesto de moda últimamente como el top de los platos ligeros. Pero os aseguro que podéis utilizarla igualmente como elemento ideal de una ensalada, porque su alto contenido en agua y su bajísimo nivel de calorías la convierte en una hortaliza a tener en cuenta si no queréis pasaros el verano comiendo siempre las mismas ensaladas.

De todas maneras, si sigues este blog, ya la habrás visto en otras ocasiones en platos  fríos y frescos:

Ensalada  templada de habas, guisantes, menta y piñones

No os asusteís por el corte inusual que veís en esta ensalada de calabacín. No he hecho más que pelarlo con un pelador habitual y dejar que estas láminas escurran en un colador para impedir que el exceso de agua  os encharque el plato. Por otra parte, también sabéis que nos encantan las vinagretas llenas de frutos secos o, en este caso, un ingrediente poco habitual como el dátil,  que le aporta un contrapunto dulce perfecto para combinar con este queso suizo maravilloso que es el Tête de Moine,  y nuestros últimos guisantes que hemos arrancado de las matas de nuestro mini huerto.

Como siempre os digo, las recetas son sólo sugerencias, por lo que no hace falta que utilicéis ni el mismo queso, ni la misma vinagreta. Lo importante es la idea  general, para ayudaros a pensar en otras posibilidades que tenéis escondidas en vuestra nevera sin que lo sepáis. Buen provecho y no olvidéis comer producto fresco y de temporada. Vuestra salud os lo agradecerá y vuestro paladar, también.