Esta ensalada de espárragos es la última de esta temporada, porque ya lo dice el refranero:

Los espárragos de abril para mí, los de mayo para el amo y los de junio para el burro”

Y ya sabéis que a nosotros nos gusta seguir la temporada de los productos en la medida de lo posible, cosa, dicho sea de paso, cada vez más difícil. Al margen de los cambios climáticos evidentes, de los adelantos o retrocesos imprevisibles – este año, por ejemplo, la temporada de alcachofas ha sido más larga de lo normal debido al frío-, ni los propios vendedores, y ya no digamos los cocineros jóvenes, profesionales o aficionados, saben a cierta ciencia cuándo es el momento idóneo para las habas, los guisantes o las patatas nuevas. Sin ir más lejos, hace poco tuve una pequeña discusión en la que no llegó la sangre al río porque preferí callarme antes que poner en evidencia a una joven vendedora, pero una paradista del mercadillo semanal de mi pueblo me aseguraba que en primavera no había patatas nuevas, cosa que me pareció increíble después de pasarme 3o primaveras preparando montañas de ensaladas de patatas ( mis siempre añoradas papas aliñás de mi patria materna). Después de eso, me di una vuelta por otras tiendecitas que conozco y otros mercados, como el de Vilassar de Mar que hacen todos los domingos delante del Mercat de la flor i la planta ornamental- muy recomendable- y allí encontré kilos y kilos de patatas nuevas! Esta ensalada que preparé y que veis en la foto os la explico en otra ocasión porque ahora quiero centrarme en los espárragos de mayo, pero es ideal para tener fresquita en la nevera en cuanto empiece el calorcito.

Dicho esto, que es algo que me molesta mucho- desde la avidez por tener el primer tomate hasta el primer atún- porque encarece los productos, nos desconcierta a todos y acaba con la poca cultura gastronómica que nos queda, amén de romper los ciclos de la tierra y el mar, ya de por si bastante maltrechos, os explico esta sencillísima ensalada de espárragos que, cuando no los tengáis frescos, podéis también hacer con alguna buena conserva y resolveros, de esta manera, un entrante que, sin ser nada del otro mundo, acaba por tener, incluso, su punto refinado. Adoro las flores de las hierbas aromáticas!