Yo creo que este es el mes en que más me apetece una menestra. Supongo que después de los excesos de las navidades necesito comer más vegetales, preparaciones más sencillas y menos pesadas, pero, a ser posible, sin renunciar a un guiso sabroso.

La menestra, ya lo sabéis, es uno de los grandes platos de verdura de la gastronomía española. La menestra más conocida es la de Navarra, pero la palentina, con algo de carne y verduras rebozadas, no debe estar nada mal, aunque se aleja de mi propósito de hoy. Supongo que conocéis su origen italiano y, si no, pensad en la archinocida sopa minestrone y enseguida comprenderéis  el porqué. En este link podéis encontrar nuestra receta.

Ocurre con estos platos que suelen variar tanto como cocineros, regiones y estaciones haya, por lo que yo aceptaré toda crítica razonada y sensata que me diga que esta no es la receta original de la menestra. Ya parto de esta base.  tampoco lo era la menestra de verduras en texturas de Ferràn Adrià y fue uno de sus mejores logros:)

Hay que recordar aquí que la cantidad de verduras que pueden tener cabida en una menestra es tan grande que, al final, uno debe escoger lo que más se adecua a sus gustos y a lo que tenga a mano en ese momento. Nosotros, por ejemplo, no le hemos puesto hoy ni guisantes, ni alcachofas, ni coles de bruselas, pero en cambio hemos aprovechado bien la judía verde, el brócoli, la zanahoria, el puerro e, incluso cuatro champiñones y unas  patatitas que en otra ocasión hicimos como parisienne para acompañar un rustido. En definitiva, este plato ha sido la forma idónea de aprovechar lo que sobraba en la nevera, de  crear una receta espléndida con muy poca cosa. Como veréis, tampoco hay jamón, ni bacon o panceta, simplemente porque queríamos probar con una sobrasada mallorquina que le va de perlas.

ApuntaR, únicamente, antes de contaros los ingredientes y los pasos, que esta receta sólo tiene un inconveniente: hay que mimar las verduras, esto es, respetar los tiempos de cocción de cada una de ellas. Os contamos cómo:)