Un pastel griego de espinacas y queso feta, con ese toque refrescante y perfumado de la hierbabuena, con una buena capa del famosísimo queso de oveja mezclado entre las verdes hojas de una de mis verduras de invierno preferidas y todo ello envuelto en la masa más fina y crujiente jamás inventada, traslúcida como una sábana de hilo, me parece uno de los más sabrosos y sanos pasteles salados que podemos probar en esta época del año, además de una de las mejores recetas del Mediterráneo.
En realidad, el nombre de esta receta es spanakópita, pero yo me he limitado a traducirlo de un modo que sea inteligible para cualquier lector: pastel griego de espinacas y queso feta. Así, de este modo, os animáis a hacerlo, porque es uno de esos platos en los que uno comprueba la grandeza de nuestra cocina mediterránea, un universo culinario elaborado con elementos propios y ajenos, viajeros o del terruño, mezcolanza de lenguajes gastronómicos distintos, pero lo suficientemente inteligentes e inteligibles como para saber formar una amalgama que ahora es patrimonio de todos en la medida en que en esta despensa multicultural uno encuentra algo de su individualidad en medio de la diversidad.
La cocina griega es, obviamente, parte muy importante de esta cocina mediterránea, tanto como lo es la o las cocinas españolas con su sustrato andalusí, la o las cocinas italianas, la magrebí, la occitana o la turca, ya en los confines de un continente y una ruta marítima. Su principal virtud es la de haber aprendido, con un saber instintivo y ancestral, a sacar el mayor partido posible a productos muy humildes y haber conservado ese vínculo con la tierra de aquellos pastores, titanes o filósofos que amaban la gastronomía como para dedicarles poemas y tratados.
Al buen vivir de Arquéstrato, gourmet avant la lettre, a la osadía de Prometeo, benefactor de la humanidad, ladrón de un fuego que solo los dioses podían poseer, al banquete, al ágora y a la música, a Pitágoras y a la armonía de un universo hecho de números y belleza… Pensando en todos esos cimentadores de una forma de comer y compartir como expresión de cultura, preparamos hoy este pastel griego de espinacas y feta. Buen provecho! Καλό κέρδος!