Este semifrío de cerezas en compota nació, como muchas otros platos que hago, de la simple necesidad de limpiar la nevera de aquellas cosas que llevan ya demasiado tiempo viviendo en ellas. En vacaciones procuro hacer algunas cosas de las que no puedo ocuparme el resto del año, además de dormir como una marmota y pasar todas las horas que puedo al aire libre. Nuestras comidas son ligeras y rápidas, nuestro recetario es necesariamente fresco y, aunque no soy muy amiga de hacer postres, de vez en cuando sucumbo a la tentación  dulce porque reconozco que tengo mucho que aprender y suelen ser cosas que hacen felices a los demás. Al fin y al cabo,  uno cocina pensando en ellos.

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Dicho esto, y mientras buceaba por mi nevera,  vi que tenía medio pote de unas cerezas en compota que había comprado en una ocasión para acompañar un micuit, yogures naturales y algunas nueces. Busqué información por ahí y descubrí que hacer un semifrío de cerezas no resultaba tan complicado. Más bien es «nivel principiantes«, que era  lo que yo necesitaba. Por otra parte, este postre que tenía la ventaja de estar fresquito, pero no helado ( no soy muy amante de los helados), contiene lácteos, que me encantan,  y fruta,  por lo que otro día podía hacerlo de cualquier otra cosa. Casi todos tenemos un resto de mermelada que algún ser querido nos regaló en una ocasión y algunos frutos secos, por lo que ya veréis que apenas he tenido que comprar nada para elaborarlo.

Nunca hagáis mucho caso, ni sigáis estrictamente los ingredientes de las recetas de aprovechamiento que suelo poner en este blog, porque  todo son  simples sugerencias.  Si tú tienes limones o una mermelada de fresa,  seguro que también podrás hacer algo fácil y rico. El caso es que nuestros productos no acaben en la basura por pereza o falta de ideas. Casi todos merecen una segunda oportunidad. Buen provecho!

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