Unas tostadas de foie no tienen ningún secreto. Basta comprar un buen foie fresco y marcarlo a la plancha, hacerlo poelé, tal y como dicen nuestros vecinos franceses. Y es que una tostada de foie  no necesita nada más para estar deliciosa que un buen foie gras de pato – que es como deberíamos denominarlo si no queremos confundirlo con otros productos del pato- y una poêle, sartén o parrilla bien caliente.

A partir de aquí hay que tener en cuenta varias cosas:

1- Es importante que el foie gras esté libre de venas, de lo contrario amargaría un poco. Si tienes algún vendedor de confianza, él mismo te aconsejará y te ofrecerá el mejor producto. El nuestro lo compramos en Perpignan, en el  Languedoc Roussillón, la región de Francia donde se elaboran las mejores delicias con ocas y patos. Siempre que podemos nos escapamos y traemos un micuit, unas latitas de mousse de oca o uno de esos pâtés en croute que nos chiflan. En Navidad nos permtimos el lujo de tener en nuestra mesa alguno de estos entrantes.

2- Cuando lo hagas, mantén la sartén bien caliente y procura ir tirando la grasa que desprende.

3- Corta rodajas gruesas, mermarán bastante con el calor.

4- Una tostada con foie implica un pan de buen calidad. El nuestro también fue comprado en una panaderia de la misma localidad y tiene algunos trozos de panceta ahumada.

5- Puedes comer estas tostadas solas, sin acompañamiento, para degustar el verdadero sabor de un buen foie gras, pero un punto entre ácido y dulce como contraste le va perfectamente bien. En este caso, he seguido el consejo de mi maestro en la escuela Hofmann y lo he acompañado de un coulis de mango facilísimo y un caviar de trufa. El colmo del sibaritismo:)

Espero que os guste. Buen provecho!

portada