sabroso

Hoy preparamos un arroz con pollo, sepietas y guisantes del Maresme. Sé que más de uno pensará que le hemos puesto pedigrí a un guisante cualquiera para cubrir  nuestra receta de gloria, al modo en que algunos restaurantes ponen sobre la mesa la partida de nacimiento de su producto. Pero lo cierto es que estos guisantes han nacido aquí, en  un rincón de esta casa del Maresme donde cada año plantamos cuatro cosas contadas por el placer de ver nacer delante de nuestras narices un puñado de habas, algunos guisantes que recogemos en el momento justo de cocinarlos, algunas hojas de roble, puerros, coliflores, tomates, calabacines, berenjenas, fresas, hinojos y toda clase de hierbas aromáticas.

flor de calabaza5

Dependiendo de la estación, nuestra pequeña despensa en la tierra nos va ofreciendo sus frutos o, simplemente, nos enseña el largo camino de la semilla al fruto, de la flor incipiente al esplendor de la hortaliza, los escollos que hay que salvar, los errores que cometemos y los pequeños logros que obtenemos cuando la conjunción entre esfuerzo, paciencia y mimo llegan a buen puerto.

nuestras habas

Este arroz con pollo, sepietas y guisantes del Maresme tiene, pues, una parte de nosotros y una buena dosis de armonía con  los demás: la receta perfecta, una suma de elementos de aquí y de allá siempre y cuando cada cual o cada quien aporte lo mejor de si mismo para que el conjunto merezca la pena. Es sencillo, tiene esos trozos de pollo que siempre te apañan una comida familiar, huele un poco a mar gracias a esas pequeñas – y engorrosas – sepias  que hemos encontrado  en el mercado, un minúsculo cefalópodo que en otras tierras llaman castanyoles, y ese milagrito verde  que acaba de nacer en nuestro jardín. Ya se sabe: todo en la vida es fusión. Lo demás no existe o carece de interés.  Buen provecho!

nuestro guisante

 

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