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Si hay una carne que no despierta pasiones, es la del conejo. Hay varias razones que explicarían este desapego hacia una de las carnes blancas más idóneas para comer a menudo y, sobre todo, cuando se quiere seguir una dieta sana y baja en grasas. Pero no es el momento de recordar épocas de hambrunas y episodios de la historia donde dar «gato por liebre» se convirtió en una diaria y tétrica realidad. Yo prefiero pensar en ese rico recetario de «gazpachos manchegos» preparados con conejo, arroces de conejo y caracoles, tan tradicionales en Catalunya, e  increíblemente gustosos, la añorada Liebre a la Royale, de la cocina clásica francesa, amén de todas las preparaciones con liebre o conejo de monte  que podemos encontrar en cualquier comunidad de España que tenga un buen apartado para la cocina cinegética.

conejo con ajos, almendras, vino blanco y salvia

Lo que os proponemos hoy es, simplemente, una receta con una de mis carnes preferidas cuando estoy un poco hastiada de platos contundentes y necesito algo sabroso, pero simple y ligero.  Se  hace en muy poco tiempo y  es perfecta para los niños- sólo utilizaremos las paletillas tiernas  y se come con la mano sin problemas- , las personas de cierta edad y todos los que  necesitan controlar su colesterol. Os dejo la receta y ya me contaréis:)

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