¿Ensalada de patatas???? Más de uno pondrá el grito en el cielo cuando vea este título tan «vulgar»para una receta: no contiene quinoa, ni aguacate, ni jengibre, ni ningún cereal  integral o exótico que no hayas oído nunca, ni salsa oriental alguna. Son simplemente patatas, las olvidadas, las tristes patatas con las que preparábamos las papas aliñás y toda clase de ensaladillas en aquellos tiempos en los que el picnic se nutría de los pobres tubérculos andinos españolizados en forma de tortillas con mucha cebolla, montañas de ensaladillas que no hablaban en ruso  y filetes empanados.  De hecho, la patata, a no ser que tenga un bonito color violeta, le haga de guarnición a una hamburguesa de tres pisos, refritas a lo yanky,  o sea el ingrediente básico de una parmentier,  es uno de los alimentos más baratos y menos consumido en los últimos años.

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Sin embargo, la patata es un alimento muy socorrido que hay que tener siempre en la despensa y que puedes cocer con antelación, al vapor o hervidas, para preparar infinidad de platillos de los que da gusto aliñar con mil cosas que encuentres en la nevera, en la terraza, el huerto o el jardín. Unido a una buena conserva de pescado y unos huevos,  es un plato completísimo que sirve para una cena improvisada, un entrante, el contenido de un tupper de lo más healthy, un picnic de campo y playa, etc. No necesitas mucha imaginación ni gastarte un potosí para componer una buena ensalada de patatas, basta con rebuscar en las profundidades del refrigerador y aprovechar aquellas cosas que estaban pidiendo a gritos una oportunidad.

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Esta ensalada de patatas es, por lo tanto, más simple que el mecanismo de un botijo y no pretende sorprender a nadie,  ni ser el summun de la creatividad culinaria, sino recordarte que para comer bien basta un poco de voluntad  y un mínimo esfuerzo porque el plato que hoy te propongo se hace en 20 m. ¿De verdad no puedes dedicarle ese mínimo tiempo a tu salud? Toma nota de esta receta y ya nos contarás:) Buen provecho!