Una cazuela de sardinas al horno es la forma más fácil y rápida que conozco de comer sardinas en casa. Porque, a menos de que tengas una barbacoa en un jardín o terraza o dispongas de un buen espeto cerca, las sardinas tienen ese pequeño inconveniente:  cuando las haces en casa se entera toda la escalera de vecinos.  A mi, por ejemplo, no me molestan mucho los olores a comida. Al fin y al cabo, son eso, olor a comida. Tanto la coliflor, como los garbanzos, la casquería o cualquier pescado a la plancha deja su rastro en casa, pero con una buena ventilación y algún potente ambientador lo soluciono.  En cualquier caso, si tu olfato es demasiado delicado,  o tienes poco tiempo, te sugiero esta opción para comer unas buenas sardinas.

aceptable

Yo siempre suelo tener un plan A, un plan B y un plan C para cualquier producto que compro, por eso casi nunca dejo que me toqueteeen mucho el producto en la pescadería, sobre todo los pescados pequeños. No sabía si haría una cazuela de sardinas en escabeche con ajos, laurel, tomillo, vinagre de vino tinto y pimentón picante,  las abriría y las filetearía para curarlas con una mezcla de sal, azúcar y hierbas aromáticas como a veces he hecho con los boquerones, las pondría al horno con patatas e hinojo, o, simplemente las freiría rebozadas en harina.

portada perfecta

Finalmente, abrí el cajón de las verduras y vi aquella rama de apio con algunas hojas aún frescas, ese medio tomate  maduro que nadie querría, media cebolleta fresca,  esa naranja  de verano, más bien ácida -que nunca debes comprar-  a medias junto al limón que has usado una vez y no lo has tirado porque pensaste que aún podría serte útil… Lo que todos llaman «cocina de aprovechamiento» y para mí es eso, simplemente, saber cocinar, tener recursos, gestionar bien tu despensa y conseguir algo bueno, bonito y barato.

Buen provecho y espero que te gusten!