Pasaron las fiestas, las comidas copiosas, los tremendos asados y las ollas contundentes, el exceso de azúcar. Quién más quién menos, incluso no habiendo ganado peso, desea volver a una comida más frugal, más abundante en vegetales, sobre todo crudos. Hay quién piensa, sin embargo, que esto no es posible en invierno, pero anda muy equivocado. La despensa de invierno es muy rica, está llena de interesantes verduras y hortalizas, tipos de lechugas espléndidas, tubérculos, legumbres y frutas con las que podemos crear interesantes combinaciones.
¿Has probado, por ejemplo, a combinar las naranjas y las nueces con celerí, remolacha, hinojo, zanahoria, cebolla morada y lechuga? Es de las ensaladas más sabrosas, contrastada en sabores y refrescante que conozco.
Hoy, sin embargo, te proponemos una ensalada de habas con tomates cherrys de varios colores, queso feta, cebolleta tierna y un aceite de hierbabuena para darle ese toque herbáceo y refrescante que tan bien le va a las habas:
En esta ensalada hay sólo un elemento que os preguntaréis qué es y que le proporciona ese detalle elegante, delicado. Son las propias flores de las habas. Yo las consigo comprándolas directamente a su productor porque, como cualquier otra flor comestible, es muy delicada y debe usarse casi de inmediato.
Nosotros, los que nos seguís ya lo sabéis, optamos, siempre que nos sea posible, por comprar productos locales, de temporada, de proximidad. La calidad está garantizada cuando existe el mínimo de transporte y manipulación, uno palpa el trabajo que se hace y puede pisar la tierra donde crece la comida. No hay mayor placer para mí que saber el origen de lo que va a constituir la base de la salud y el bienestar de mi familia. Cuando no compro directamente a estos productores en sus propias tierras o mercados semanales, busco en mercados de mi ciudad dónde siempre hay paradas de calidad incontestable. Esta es una de las mejores del mercado de Santa Caterina donde encontraréis muchas clases de tomates, incluidos los cherrys que yo he utilizado.
Animaos, pues, a comer ensaladas de invierno. Son espectaculares!