EMMA STA Mª OLOS (27)

Esta paletilla de cordero  con berenjenas o meftunet, que es el nombre originario de este plato típico de la cocina turca en la que me he inspirado para hacer esta receta, es un guiso magnífico de una de las mejores cocinas del mundo y que, sin embargo, tenemos algo olvidada. De hecho, el libro que tengo delante, Turquía Gastronomía, de Phaidon, que reseñé en este mismo blog hace ya algún tiempo, está plagado de guisos embriagadores y coloristas preparados con la carne de los antiguos pastores que poblaron el Mediterráneo Oriental, las hortalizas que atravesaron de punta a punta el Viejo Mundo y las especias que lo recorrieron en largas caravanas o cruzando los mares.  Una cocina que está en la base de nuestra historia culinaria, que no es otra cosa que  una koiné comestible a la  que, poco a poco, hemos ido dando la espalda a golpe de tendencias y modas con ingredientes lejanos, ajenos a nuestras costumbres, extasiados por la novedad, preocupados solo por fusionar -o confusionar- hasta rozar los límites del absurdo.

Por eso, y pensando en esos cabritos y corderos que llegarán para Navidad, o, simplemente, porque esta es una de las carnes que más me gusta cocinar, os presento esta paletilla de cordero con berenjenas y garbanzos, un plato absolutamente aromático, lleno de esa magia oriental que está en nuestro sustrato como pueblo mediterráneo,  salpicado con esas especias coloristas y embriagadoras como las guindillas en copos,  el zumaque, con ese toque, entre ácido y agridulce, que tanto recuerda a los platos de la Edad Media, las berenjenas moriscas,  sin las cuales no existirían más de la mitad de los grandes platos de hortalizas de esta  Península, y la legumbre árabe por excelencia, el garbanzo, rey de nuestros potajes y que yo he añadido a esta cazuela para darle una redondez rústica, alimenticia, contundente, propia de los guisos invernales.

bien

A esta paletilla de cordero con berenjenas y garbanzos podéis darle vuestro propio toque personal, porque lo que importa en este tipo de recetas es que cada casa y cada hogar la haga suya: cambiar las berenjenas por calabacines o alcachofas, aromatizarla con menta, tomillo o romero, cambiar el zumaque por comino, azafrán o pimentón, la guindilla en copos, por la cayena en polvo, la grasa de rabo de cordero, que es su nota característica y original, por un buen aceite de oliva virgen extra, como he hecho yo. En cualquier caso, es un plato agradecido, pues su sabor es mejor cuantas más horas pasan, no necesita etiqueta alguna y su coste no es muy elevado por lo que se hace realidad aquello que decía el profeta La mesa más bendecida es la que se llena con más manos, y, nosotros, que también sabemos de hambrunas y penurias, simplemente aquello de donde comen tres…… Buen provecho!

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