Sopa de camagrocs con pan, huevo y tomillo. He aquí un ejemplo de sopa antigua, pobre, humilde, servida en una simple escudilla bien caliente. Podríamos poner miles de ejemplos de sopas ( las sopas mallorquinas  son de una variedad y una riqueza increíble) como esta,  donde lo que cuenta es el pan que se empapa en un caldo y se acompaña de muy pocos ingredientes, normalmente de temporada y de poco coste, porque esta era la comida con la que el pueblo se alimentó durante siglos.

Sopa de cebolla. Un gran plato francés que se ha repetido durante siglos:

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Hoy hemos preparado una sopa de camagrocs con pan, huevo y tomillo, pero bien podría hacerla con cualquier otra seta, otra hierba aromática, añadiendo queso, algún trocito de butifarra negra o blanca, si os gusta, otras hortalizas y verduras… En realidad se trata de comer de cuchara sin necesidad de tener en el  fuego una olla durante horas, sino de comprobar cómo en poco más de 10 m. podemos tener una sopa reconfortante y deliciosa tal como, durante siglos, lo han hecho nuestros antepasados. Por otra parte, no desdeñéis el valor nutricional de estas sopas, pues cada elemento contiene propiedades idóneas para satisfacer las necesidades energéticas de una jornada, desde el uso ancestral del ajo o el tomillo como antibióticos naturales, la cebolla como expectorante en tiempos de frío y resfriados, el pan, sea del cereal que sea, como combustible, y esos huevos suaves, untuosos y perfectos que incorporan una proteína de primera calidad.

Así pues, os animo a probar esta sopa sencilla porque estoy segura de que a partir de ahora se os ocurrirán mil maneras de comer sopa con muy pocas cosas y en muy breve tiempo.

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