¿Arroz de rabo de ternera o rabo de ternera guisado? ¿Dónde acaba un guiso y empieza el otro? ¿Qué hago con este rabo de ternera tan hermoso que me acabo de agenciar y que me encanta cocinar cuando hace frío? Pues, ambas cosas. Primero,  un rabo de ternera estofado,  y con el caldo y algunos trozos de carne que me sobren,  haré un arroz bien sabroso y contundente. Esa es la simple reflexión previa que me he hecho delante del mostrador de la carnicería donde me ha hecho ojitos uno de esos largos y hermosos rabos de ternera frescos, sin congelar, que me encuentro en mi carnicería de siempre de vez en cuando.

 

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Rabo de ternera con salsa de verduras y patatas a la francesa

Porque una servidora se apaña con lo que sea, como todo el mundo, pero lo bueno me gusta como al que más.  Si, de vez en cuando, veo que estos trozos de carne llenos de gelatina y carne bien rojiza  están bien de precio, pues los compro y hago que me lo corten allí mismo, delante de mis narices. Luego, si quiero, ya lo congelaré o, pero de entrada prefiero que la carne esté fresca y no esté cortada con una de esas sierras que deshacen  y astillan el hueso. Me encanta la imagen de mi carnicera pegándole cortes con el hacha a ese rabo. ¡Qué arte! ¡Cuánta energía!: Con este rabo de ternera te pondrás las botas, reina.  ¡Ya te digo!  Cuando veas lo que voy a preparar. Ya veo el arroz de rabo sobre la mesa.

perfecto

 

Os explico la receta acto seguido, pero me gustaría soltar de nuevo un «consejo de abuela» aún a riesgo de dar la lata con la misma cantinela: por favor, no tiréis nada, recicla las salsas sobrantes, los recortes de bacalao, de verduras, de lo que sea… Y, cuando vayáis a comprar,  intentad llevaros piezas grandes de las que podáis sacar varios platos de un tirón, como hemos hecho hoy: un rabo de ternera y un arroz de rabo casi al mismo tiempo.  Es más barato ponerse a cocinar varias cosas a la vez : gastáis energía, ingredientes, esfuerzo, no? ¡Pues optimízalo!. Tu salud, tu bolsillo y tu paladar te lo van a agradecer. Buen provecho!