Esta caldereta de rape tenía la intención de ser una zarzuela, un plato grandioso que yo siempre relacioné con el verano o con las fiestas y días especiales en los que en casa se tiraba la casa por la ventana. Pero se quedó en caldereta de tres ingredientes- rape, calamar y cigalas- porque era lo que tenía a mano. Normalmente, para que pudiera llamarla zarzuela de pescado y marisco hubiera tenido que añadir un poco de merluza o cualquier otro pescado blanco, algunas gambas, mejillones y almejas. Así es como yo la recuerdo: una cazuela de todo cuanto añorábamos el resto del año. El sabor a mar, el lujo de un buen restaurante de la Barceloneta en nuestra propia cocina a falta de recursos para hacer ese viaje lejano e imposible, la frescura de un buen producto, los aromas del sofrito con las mejores hortalizas del verano- lento, muy lento-, el caldo de pescado hecho la víspera, tal vez una picada para redondear su sabor…
Ahora la zarzuela ha quedado como la muestra de aquellas recetas que tantas alegrías nos dieron entre los setenta y los ochenta, cuando, poco a poco, levantábamos la cabeza tras una dura y larga marcha por el desierto culinario de la subsistencia. y, sin embargo, su preparación es relativamente sencilla como para no intentar la réplica doméstica.
Este es, pues, un plato con historia marinera para mojar pan y disfrutar. Hazlo con lo que tú tengas a mano. Da igual si lo que has comprado es una merluza, un cabracho, un gallo de San Pedro, un rodaballo. Si no tienes cigalas, utiliza gambones congelados, carabineros, si te lo puedes permitir, langostinos, y si no hay almejas, pues chirlas. El caso es sacarle partido a todo y disfrutar del mundo de las zarzuelas, calderetas de pescado, suquets o, simplemente, o guisos marineros. Buen provecho!