Sandwich de marisco es un título un poco presuntuoso,  lo reconozco, y hasta poco «aclaratorio», pero eso lo intentaré arreglar acto seguido. En realidad buscaba una receta barata, rica, sencilla y deslumbrante para quienes quieran  agasajar a sus medias naranjas y no puedan permitirse los lujos y los caprichos de otros años. Ya lo sabemos todos:  no está el horno para bollos. Pero, tratándose de conquistar por el estómago,  yo siempre digo que lo que cuenta- ¡ahí sí!- es el amor y la intención que uno le ponga a las cosas, no el dineral que te hayas gastado. A veces, en cocina y en otros ámbitos de la vida, más vale ser humilde, empezar poco a poco,  que ir directamente a comprar un producto carísimo, una lubina salvaje de esas que ya casi no quedan,  por ejemplo, pero  que luego destroces por falta de práctica con el horno.

muy bien almuerzo de domingo

Así que hacía tiempo que le daba vueltas aun tipo de sandwich de marisco… o casi, porque, en realidad, no es más que una ensaladilla que yo me he sacado de la manga con todo lo que he pillado por la nevera y la verdad es que me ha gustado mucho. Además, quería ver si podía quedarme bien con pan de brioche previamente tostado con mantequilla, para darle ese toque afrancesado, un punto dulzón y blandito, de desayuno «con clase», pero con menos pretensiones. Al fin y al cabo, pensé, el típico lobster roll o bocadillo de langosta al estilo de Maine, estará muy bueno en Maine, pero lo que yo he probado por aquí deja mucho que desear y de langosta, ni los bigotes.

no delivery

Dicho esto, espero que os guste este sandwich de marisco (este es el nombre con el que debéis presentarlo a vuestra pareja (Todo amor necesita un puntito de fantasía, de ilusión) que podéis comer en forma de emparedado o en la ensaladilla de toda la vida,  pero hecho  a conciencia, porque él o ella se lo merecen, y, sobre todo,  muy delicioso,  para que este raro San Valentín  no nos quite lo más importante en esta vida después del comer, que es  «tener a mano y en lo oscuro a una mujer desnuda«,  como decía la canción de mi admirado Serrat.  Buen provecho!