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Siempre apetece una tortilla, y, si es de patatas, mejor. Durante un tiempo fue la cena por antonomasia de los españoles. En cualquier portal, en cualquier escalera de vecinos, a eso de las 8 de la tarde,  empezaba el clásico ruido acompasado del tenedor y el plato, un batir de huevos al unísono, ese olor a cebolla pochada. Un afilado cuchillo  cortaba las patatas- viejas, feuchas-  en rodajas y las dejaba  bañándose  en aceite de oliva, poco a poco. Siempre había una tortilla que saltaba por los aires y ya no volvía, una madre que se deslomaba con una sartén para ocho – cosas del desarrollismo y las familias numerosas- , una barra de pan y un tintorro en la mesa por todo acompañamiento.

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Y después, la eterna discusión : mamá,más cebolla, mamá, menos hecha, mamá, con más  chorizo, mamá más tortilla! Cada casa era un mundo de doctorados en tortillas, tortillas  que viajaban en agosto, en autocares lentos y en Renaults familiares que se recalentaban en las curvas de  Despeñaperros o en el desierto de los Monegros, tortillas que se metían en las neveras de la playa, en las fiambreras de las excursiones, en los bocatas del jueves de Carnaval. Tortilla pá tó y con tó.

Nosotros no tenemos la receta infalible, ni la mejor, ni la única, pero nos encanta  «la nuestra» . Incluso nos gusta que cada día haya algo distinto cada vez que se escape  a la lógica de una receta perfecta mil veces repetida.  Por eso, hoy te traemos esta tortilla que hemos llamado «al estilo de Betanzos«, porque  no queremos afirmar con rotundidad que es la fórmula exacta de esa tortilla que los gallegos enarbolan con orgullo. De hecho, yo he probado algunas en Barcelona, como la del restaurante Carballeira, que es una maravilla y jamás se me ocurriría competir/discutir  con los que llevan años en esos lances de huevos.  Y, además, no me gustan los puristas en gastronomía, ni en  casi nada.

Simplemente, la hemos bautizado así  porque le  hemos metido unas patatas gallegas, unos chorizos, también galaicos,  con su punto ahumado de lareira que alguien que «me quiere bien» me regaló en su día, un pelín de cebolla y está jugosita, babosa, como dicen ahora, tierna por dentro, dorada por fuera,  suculenta. Y cómo huele!!!!!!

Buen provecho y ya nos contarás:)