Sin ensaladilla,  no hay verano! debería decir el famoso anuncio de la gaseosa. Y es que no hay plato más repetido a lo largo y ancho de la Península que una ensaladilla. Allí donde vayas, en la playa y el campo, en las terrazas y en los cámpings,  en el riachuelo o el pantano  que se ponga a tiro,  siempre hay alguien que saca de una nevera  una potente ensaladilla rusa. La ensaladilla, que al parecer,  tiene su origen en Rusia, se ha convertido, sin embargo, en la más hispana de  las tapas, pisándole siempre el terreno a esas bravas tan maltratadas,  que ni son bravas ni tienen atisbo alguno de la salsa que les dio el apodo, las croquetas no siempre caseras y los incombustibles platos de callos. No hay bar, tasquita o bodega que no luzca ese montículo de patata, zanahoria y guisantes, coronado de mahonesa y «decorado» con  huevos duros sobrecocidos,  con sus vetas verdosas rodeando las yemas,  esas líneas bermejas de pimientos asados sobre fondo amarillento, como bandera mal planchada. Y, al final, la guinda:  esas  patrióticas olivas rellenas la Española. Todo, como siempre,  en colorida formación.

Con todo, la ensaladilla rusa es un plato que puede ser un perfecto bodrio incomible y pastoso o un refrescante entrante cuando se prepara con las verduras cocidas al vapor, la mahonesa es casera y se le añade lo que a uno le guste o tenga a mano,  y que, por lo general, suelen ser conservas de pescado o marisco: gambas, atún , huevas de diferentes pescados, cangrejo, mejillones en escabeche, bonito, melva, anchoas, etc.

Sin embargo, he aquí que el otro día mi cuñada Leny,  que es de Curitiba (Brasil),  sacó de su nevera de picnic una ensaladilla «tuneada» según el gusto de su ciudad. ¡Sorpresa!  La probé y me gustó mucho y me explicó que la ensaladilla,  a la que ellos no llaman rusa,  es el plato que acompaña a todos los asados dominicales,  además del arroz o las judías negras típicas de las feijoadas. De ella ya conocéis algunos de sus postres porque no es la primera vez que me da muy buenas ideas para este blog. No hay nada más enriquecedor para una cocina que contar con la cultura gastronómica de otras personas y poder aprender de ellas.

Pastel de zanahoria, harina de coco y chocolate

Realmente tenía un gusto distinto y ella le había dado un pequeño toque de sabor con cuatro «cositas contadas que tenía por casa» ( nunca me cansaré de repetir la importancia de mantener al día una buena despensa). Una servidora, siguiendo la norma de ser siempre libre en mi cocina,  la he presentado a mi manera para que vosotros decidáis si queréis servirla en un buffet, con porciones individuales, o si os decantáis por la bandeja familiar y que cada uno se ponga lo que quiera.

En cualquier caso, toda receta, como siempre os digo, es una sugerencia que sirve para ayudar al lector a descubrir nuevas  opciones, o para incentivar vuestra imaginación y despertar otras variantes que pueden ser igualmente sabrosas, divertidas y que seguro que querréis compartir con los lectores de este blog:) Buen provecho!