Los hatillos de col ya no son muy habituales entre las recetas domésticas y, sin embargo, a nosotros es un plato que nos encanta y que hacemos siempre en esta época, cuando tenemos a mano grandes coles de invierno, de hojas rizada y oscuras, fuerte las primeras, más blancas y tiernas las del interior.
Esta es la verdura que resiste al frío, por eso las mejores son, incluso, las que aguantan la escarcha de la noche y las nevadas de enero y febrero. Hay grandes platos en la cocina catalana a base de col: trinxats, perdices con col, la propia escudella barrejada no sería lo mismo sin sus hojas de col, y, por supuesto lo que aquí llamamos “farcellets” o hatillos de col.
Como todos los platos populares, los hatillos de col no son complicados y permiten infinidad de variaciones, pues no dejan de ser una forma de aprovechamiento, una receta en la que primero se escaldan las hojas exteriores para ablandarlas y poder envolver con ellas lo que tengamos por la nevera. Después, cada cual le echa a su hatillo lo que más le guste, sobre o le apetezca: los podemos rellenar de verduras y arroz, casi como lo griegos rellenan sus famosas hojas de parra, con carnes picadas de diferentes tipos, las salseamos con tomate o bechamel y las gratinamos un poco. Hay quien, después de rellenas, las reboza en huevo y harina y las fríe, dándoles un toque crujiente y delicioso, hay quien hace una buena brandada de bacalao y los baña en salsa de pimientos rojos, etc, etc.
Nostros hemos aprovechado carne de cerdo y ternera que nos sobraban de una salsa ragú, hemos mezclado un poco de cebolla, pimientos, calabacín y tomates, a modo de pisto sencillo, y depués hemos hecho una salsa aurora o bechanel con tomate para cubrirlo todo. Acto seguido, las hemos gratinado unos minutos y nos ha quedado este platazo del que hemos disfrutado de los lindo con una verdura que está en su mejor momento. Esperemos que te guste!
Buen provecho!