Una sopa de calabacín  y queso de cabra al pimentón es una de las muchas variantes que hemos preparado de esta crema sencilla y reconfortante que admite múltiples acompañamientos, pero cuya base es tremendamente sencilla para una de esas noches de otoño que están por venir.

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El calabacín, de la familia de las curcubitáceas, emparentada, pues, con las calabazas que llegaron de México  y su extensa familia, es una hortaliza de verano que contiene mucha agua, pero la podéis encontrar en los mercados de todas las ciudades en cualquier época del año. Su composición la hace especialmente interesante para cualquier dieta detox o de adelgazamiento, pero también para todos los que queremos llevar una alimentación  equilibrada en la que no falten vitaminas. Su digestión es muy fácil y de ahí que una sopa de calabacín sea una opción más que aconsejable para una comida o una cena ligera, que favorezca el sueño. En otra ocasión os preparé un post con las  muchas recetas que hemos hecho con esta hortaliza que es riquísima tanto a la plancha como relleno de lo que os apetezca, en cremas, en tartas saladas o en simples y ligeros carpaccios.

Hoy, sin embargo, le añadimos un  plus de sabor. Esta sopa de calabacín al pimentón es simplemente la unión entre un queso  de cabra artesanal  envuelto en ese toque picante y ahumado fantástico que le da el pimentón y que hemos comprado en una de nuestras rutas por las granjas y queserías de Catalunya, un puerro, una pequeña patata y  un calabacín.  Así de sencillo.

Ya sabes que todo esto no es más que una sugerencia, por lo que si no te gusta el queso, no te apetece que sea de cabra o que lleve pimentón, o no tienes  ni zumaque ni menta para rematar,  no pasa nada. Lo haces a tu gusto con lo que tengas a mano, porque el objetivo es que tengas un plato sencillo, sabroso y saludable.

 

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