Una de croquetasOído cocina!  He aquí el  pistoletazo de salida que los camareros lanzan al aire en casi todos los bares, terrazas  y tabernas de este país.

Al sol, y mejor los domingos, montones de familias esperan esa amalgama de leche, mantequilla, harina y nuez moscada – bendito Carême  que nos enseñó el secreto del roux, la velouté y la bechamel- que arropa  con suavidad y candor inmaculado unos  simples  retales de carne del cocido de ayer, unos  tropezones del jamón que te tocó en la cesta navideña, la pechuga de pollo asado a la que todos le dan la espalda…. ¿Qué tendrá una buena croqueta que, de golpe, la magia de la bechamel y la «mano que todo lo reboza» convierten esos pobres restos comestibles en una exquisitez de un vigor inusitado, un bocado que evoca épocas pretéritas, da pie a elucubraciones, hace correr  ríos de tinta?  de revista1

Todo cabe en una buena croqueta, estilizada y hecha con dos cucharas, a lo fino,  moviendo muñeca y guante de látex con estilo, tipo quenelle, redonditas y con una corona de alguna salsa  punzante que le pone la guinda, sobre un lecho cremoso que le hace de contrapunto,  como en estas croquetas de bacalao con salsa de piquillo y piparras,  o estas otras de gambas y más bacalao rebozadas en harina de garbanzos

croquetas de gambas y bacalao con harina de garbanzos, cebollino y comino

O rebozadas con arroz verde vietnamita: Para cuando queramos sorprender a los amigos foodies  y dárnoslas de  conocedores de las cocinas exóticas y de  los productos de moda, bla, bla, bla…..

croquetas bacaclao

O de algún paté de carne de caza, una exquisitez para sibaritas,  que «alguien que nos quiere mucho» nos ha regalado y resulta ser el ingrediente secreto de estas croquetas a las que les he añadido setas y me han quedado bordadas:

croquetas cabra

Y así, hasta el infinito y más allá!. Porque el mundo croqueteril solo requiere delicadeza, tiempo, práctica y muchas ganas de ver cómo los tuyos entran en éxtasis con unas simples croquetas de pollo y queso tetilla que he rebozado en pan rallado y sésamo,  porque me quedaba corta de lo primero y el panko vale muy caro, qué narices! Y aquí no se tira nada, que no está el horno para bollos, ea! 

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Pues lo dicho, estas croquetas que ahora os explico son croquetas de confinamiento, que rima con aprovechamiento, y con miramiento. Son heterodoxas en su técnica, como una servidora, ni mejores ni peores que las de la madre de nadie,  ni ningún cocinero, por muy mediático que sea. Son las que aquí se comen  a dos carrillos,  son de ovación y vuelta al ruedo a cada plato que llega a la mesa,  porque nos encantan y todo el mundo espera la siguiente tongada como agua de mayo….. o vacuna contra el Covid19.  Amén.  Buen provecho!