Alcachofas: amargas, redondas, punzantes…Las alcachofas, sin embargo, tienen en su interior un blando corazón. Ese nido tierno al que hay que llegar deshojando, con paciencia de enamorado que, entre la maraña de defectos, sólo ve una virtud luminosa a la que pretende llegar.
Las alcachofas son las flores que adoran el frío. Planta de la familia de los cardos, esta verdura que ama el invierno es, en realidad, una flor: la flor de la alcachofera. Durante muchos años, los campos del Baix LLobregat en Catalunya, Benicarló, en el País Valencià, o Tudela, en la huerta más floreciente del Reino de Navarra, se cultivaron con mucho éxito las famosas alcachofas que llenaron los platos populares, la cocina tradicional de la estación, con profusión de recetas calientes, armoniosos conjuntos de verduras, raíces y hojas mezcladas con legumbres, cereales, algo de cerdo y bastante bacalao, pescado de aquí y de allá que, por no ser de nadie en esta Península, fue el pescado de todos.
Estas amargas alcachofas nos indican que el invierno está en su cénit. Aparecen casi a la par que las primeras flores de almendro y son, a pesar de la oscuridad, el indicio de que la naturaleza sigue su curso. En un par de meses, quizás menos, habrá habas y guisantes, tirabeques y sepias gigantes, patatas nuevas y cebolletas tiernas, y nos pondremos a limpiar y vaciar vainas para preparar cazuelas gigantescas, de esas que se hacen al amor de una lumbre durante el invierno.
También las alcachofas pueden ser el ingredientes básico, tal vez, el único, de un plato sencillo. Quién no las ha comido al horno, con aceite, ajo y perejil, o en una buena tortilla de 6 huevos frescos.
A nosotros nos encantan las alcachofas. Tanto, que, a veces, lamento no tener más tiempo y más cocina para llenarla de hojas esparcidas por aquí y por allá, limones abiertos para rociarme con ellos los dedos ennegrecidos, tallos de perejil para impedir que esta delicada flor se oxide al más mínimo contacto con el aire. ¡Ay! Las alcachofas! Como todas las flores, vienen rodeadas de espinas y se marchitan muy pronto, como casi todo lo que amamos ciegamente. Pero, son tan fascinantes!
Te dejamos con algunos platos que tenemos en nuestro recetario:
Arroz con costillas de cerdo y alcachofas del Prat
Cazuela de fideos con costilla adobada y alcachofas
Garbanzos con chipirones y alcachofas
Alcachofas y vieiras en salsa verde
Tortilla de alcahofas, ajos tiernos y butifarra negra del Perol
Mejor, cuanto más jugosa
Alcachofas con setas, butifarra negra y judías del ganxet
Basta tener unas cuantas judías ya cocidas en su jugo, añadirle unas setas salteadas, unos trozos de butifarra negra y unas alcahofas ya confitadas en buen aceite de oliva para hacer este simple guiso.
Y qué me decís de esta receta tan fácil: salteado de alcachofas con huevos fritos y jamón.
Si no tienes jamón, no hay problema. Basta freírlas muy finas, ponerlas junto a los huevos y una buena barra de pan. Chips de alcachofas y a comer…con un par:)
Cuando llegan las habas, nos encantan estas mezclas:
Y con las lentejas, nos pirran: lenteja pardina estofada con chorizo y alcachofa
Y de la legumbre castellana, a la catalana: habas a la catalana con alcahofas
Y, ¡ Cómo no! En un plato de fideos con costillas a la cazuela:
En un arroz, siempre quedan bien. Arroz con gambas, alcachofas y sepia
A veces, usamos rape: arroz con rape, almejas y alcachofas
Y en casi todos nuestros fideos caldosos, siempre echamos, al menos, un par de alcachofas. Fideos caldosos de ternera, trompetes de la mort y alcachofas
Y cuando llegue La Cuaresma, volveremos a preparar este bacalao con cebolletas, guisantes y alcahofas y daremos la bienvenida a la primavera.