El batch cooking no es sino la forma anglosajona para nombrar una forma de organizarse en la cocina que llevo 30 años practicando, al igual que muchas de las mujeres de mi generación, es decir, el descubrimiento de la sopa de ajo. Al igual que el reciclaje o las recetas de aprovechamiento, el bacth cooking estaba ya inventado antes de que tú nacieras o lo practicaban tu madre y tu abuela sin la ayuda de Google y, probablemente, de libro alguno. Es puro sentido común, realismo, optimización del tiempo, el uso simultáneo de los tres fogones de una cocina más un horno, cuando lo había. Todo en marcha a la vez como si fuera la sala de máquinas de un trasatlántico. Pero hasta que los anglosajones no le han puesto una cuquiexpresión, no lo sabías. Y todo ello porque se te ha dicho, repetido hasta la saciedad, que las mujeres antes no trabajaban. Pues es hora de decir que te han mentido descaradamente. Las mujeres siempre han trabajado, lo que no significa que siempre hayan cobrado por ello. Desde el inicio de los tiempos las mujeres han salido al campo, a los mercados, a las fábricas, han cosido y remendado, han fregado de rodillas, han limpiado todo lo limpiable, han servido en las casas ajenas y las propias, han criado niños, han cuidado ancianos, han lavado en el río o en las fuentes, han ido a comprar cargadas como mulas, han lavado a sus muertos y los han enterrado. Solo una minoría con posibles que podía pagar a sus criadas, muchas veces a cambio de un plato de comida, puede decir que se ha pasado la vida tocando el piano, yendo a misa de doce y ocultando los pecados de los varones de su casa. El resto, mujeres obreras, campesinas o simples amas de casa han trabajado toda la vida sin sueldo, sin vacaciones ni días festivos. Basta con preguntarles a las viudas de este país y conocer las míseras pagas con las que sobreviven para comprobar que esta certeza ofende, escandaliza y duele.
Vamos pues a seguir su ejemplo y os propongo que os pongáis las pilas porque vamos a hacer 16 recetas en tres horas. ¿Cómo lo véis?
En el primer fogón, vamos a hervir búlgur o trigo tierno, con el que una vez hervido en 10 m, refrescado bajo el grifo de agua fría y bien escurrido, me salen estas tres ensaladas que puedo guardar en la nevera:
Con microvegetales que se hierven en tres minutos. Sazónala a tu gusto con vinagretas que incluyan hierbas aromáticas. Ideal para un tupper.
En otro de los fogones, voy a poner una olla donde haré unas lentejas estofadas, pero reservaré unas cuantas que coceré a parte para hacer una ensalada con hortalizas y mini mozzarellas. Puedes utilizar la lenteja que más te guste: pardina, beluga, verdina, etc.
En el horno pondré un pollo y con lo que sobre haré un pastel de carnes, unas quesadillas con queso, amén de ensaladas o croquetas, dependiendo del tiempo que me quede. Esta terrina también puedes prepararla con sobras de un caldo o cocido:
Terrina de pollo con setas y mostaza a la antigua
Quesadillas con restos de pollo rustido, queso y tomates
Una vez que pongáis el horno en marcha, aprovechad para añadir otra bandeja y asad verduras, como estos trozos de calabaza que después pueden ser una estupenda ensalada de calabaza con queso de cabra y vinagreta de frutos secos:
Tener una salsa preparada que puedas guardar en la nevera varios días será un gran apoyo para el resto de la semana, como por ejemplo, un pesto o una olivada. Esto no necesita ningún fuego, así que podéis aprovechar para hacerla mientras lo demás se va haciendo lentamente.
Espaguetti al pesto de pistachos
Bocata de butifarra de huevo, verduras asadas y olivada
Como aún dispongo de un fuego, preparé tomate frito casero con el que luego podré hacer infinidad de platos, como este bacalao con tomate y pochas.
Si me queda un poco de bacalao desalado, esos retales que siempre quedan, haré una buen empedrat con judías ya cocidas. Las hay de muy buena calidad en el mercado.
No dejéis de usar legumbres ya cocidas, junto con latas de pescado en conserva o colas de gambas o langostinos congelados, se pueden hacer ensaladas curiosas y completas que son un plato completo, sabroso y sano. Os ponemos ejemplos: ensalada de garbanzos, gambas, cherrys y huevos de codorniz o un humus con un poco más de olivada y zumaque
Las recetas en frío con la batidora siempre nos sacan de un apuro y son muy sencillas de hacer. Aquí sí ya os podéis olvidar de los fuegos:
Crema de aguacate, jengibre y yogur con tartare de salmón. Lo ponéis todo en crudo en un vaso americano y mientras tanto, cortáis el salmón a daditos y añadís unos cuantos piñones para acompañar. Fácil, verdad?
Cuando llegue el calor, os encantará esta sopa de pan con tomate y cerezas al anís:
Y así, con un poco de planificación, en poco más de tres horas hemos podido preparar comida para toda la semana en una tarde de domingo o un bath cooking de lo más sabroso, sano y plenamente mediterráneo.